martes, 24 de julio de 2007

La idiotización de las masas

Desde postulados conspiranoicos, es bien fácil argumentar que un “Nuevo Orden Mundial” tiene preparado un proceso por el que controlar completamente la mente humana y convertirnos en pequeñas ruedas dentadas de una inmensa máquina. Este control de la Humanidad mediante chips, cámaras e informática, al estilo de la gloriosa 1984 o Matrix, si bien es la forma más sencilla de argumentar por qué todo está tan mal, no se sostiene. Pero es mejor echarle la culpa a los demás.


Por otra parte, tenemos una construcción argumental de increíble simpleza que también lo explica todo: el hombre es vago si no tiene alicientes para lo contrario. Quiere evadirse de la realidad antes que enfrenarse a ella. No se atreve a enfrentarse a nada que no sepa que es inferior a él, sin saber que él se convierte en inferior en el mismo momento en que cree que no puede con algo.

Después de unos siglos de continua decadencia y agonía, dècadence, le dijeron otros, con algunos momentos puntuales en los que una generación se inmola en un proyecto para hacer resurgir una sociedad sin mucho éxito, el hombre no cree que pueda remontar. Por eso se evade, creando una dinámica que afecta a la Juventud de forma preocupante. Los métodos de evasión por los que las masas se idiotizan no son impuestos, sino que son reclamados para la evasión. Eso es lo peor y la más representativa muestra del estado de decadencia en que nos encontramos.

La primera forma de evasión es el alcohol y la fiesta. La juventud se idiotiza quitándose de la mente todo problema. El hedonismo reinante en la sociedad tiene su máxima expresión en esos momentos. Se busca el placer como único camino a la felicidad, dejando de lado el verdadero camino, que es la satisfacción de la inteligencia y de la voluntad. En España, sexto país del mundo en consumo de alcohol per cápita, uno de cada tres escolares se emborracha al menos una vez cada treinta días. El 80% del alcohol lo consumen jóvenes entre 15 y 24 años. ¿Quién puede decir que esto es normal?


La televisión, por su parte, cumple un papel fundamental. Cada español ve la televisión una media de tres horas diarias. En términos generales, nos da tres tipos de contenido de carácter nocivo: series, propaganda, fútbol y prensa rosa. Las series, aun habiendo algunas buenas y recomendables, crean adicción y suelen ser degradantes (homosexualidad como algo normal, poca importancia de los lazos afectivos, apología de comportamientos antinaturales, ausencia de ética profesional, etc.). La prensa rosa hace que quienes la siguen terminen viviendo en un mundo irreal, abstrayéndose de los verdaderos problemas y distrayendo de otros asuntos más importantes de la
vida nacional. El fútbol, como distracción para la preocupación, es bueno. Pero inmediatamente se convierte en malo cuando se convierte en centro de nuestras vidas, siendo el fin último de nuestra existencia. La excesiva involucración de las masas en él, cambiando el humor según cómo vaya un equipo determinado, es penoso. Sobre todo porque el fútbol, como los demás deportes, no llena.

Y los contenidos de lo que debería ser, haciendo honor a su nombre, informativo, no es más que una sucesión de noticias almacenadas sin orden ni análisis alguno que permitan la localización de los verdaderos problemas. Se trata, al fin y al cabo, de un órgano de distracción masiva. Como dice Ernesto Sabato, “la televisión es el opio del pueblo”.

En los últimos años, han sido los videojuegos la estrella de la idiotización. Los niños se pasan horas delante de una pantalla, limitándose
a pensar qué botón es el siguiente. No hay más objetivo que pasarse el juego para pasar a otro. Así, se crean seres antisociales y muy irascibles; la correlación entre horas de videojuegos y agresividad está más que demostrada. Se les introduce en una realidad virtual, olvidándose de la verdadera.


Y, por último, las drogas. Tiene en común con el alcohol que es hedonismo puro y duro. Pero, en este caso, es algo continuo. Si bien el alcohol suele consumirse en niveles excesivos solo en fines de semana, para salir de fiesta, las drogas se convierte en un medio de subsistencia diario. Con ellas se está en un estado inconsciente que, además, crea una peligrosa adicción de la que es muy difícil salir sin ayuda. Los porros, la más frecuente, provocan pérdida de memoria, dificultades para trabajar o estudiar, tristeza, ganas de no hacer nada, depresión y faltar a clase.
Tenemos el honor de ser el país con más escolares que fuman porros de Europa.

Este es un pequeño análisis de las formas de idiotización de las masas. El hedonismo en general, en su estado más repugnante, nos rodea. Lo más preocupante es que alcanza a la Juventud, pervirtiéndola, degradándola, impidiéndole pensar y dejándola en estado de perfecta idiotez completamente ajena a los verdaderos problemas que le rodean. Sus únicos problemas son ver esa serie, pasarse ese videojuego, emborracharse el fin de semana y, en muchos casos, un porro para dormir.

Suerte que no toda es así. Suerte que hay jóvenes luchando contra eso, entregándose por los demás. Suerte que mientras queden piedras no habrá rendición. Suerte que cada vez hay más gente consciente de esto. Suerte.

Como apunte final, cuando nos hablan del Estado del Bienestar nos hablan de esto. Cualquiera con unos mínimos conocimientos sabe que el bienestar no es más que una sensación inmediata, mientras que la felicidad es el resultado de una experiencia. Quien diga, después apelar a su meritorio Estado del Bienestar, que este no es hedonista, miente.

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