viernes, 25 de enero de 2008

El científico de EEUU Craig Venter crea el primer genoma artificial de la Historia

  • El padre del genoma humano ha sintetizado el ADN completo de una bacteria
  • El hallazgo puede servir para crear bacterias que 'limpian' el medio ambiente
  • En manos equivocadas, también podría servir para fabricar armas biológicas
Craig Venter, ante un mapa del genoma humano en su laboratorio. (Foto: AP)
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Craig Venter, ante un mapa del genoma humano en su laboratorio. (Foto: AP)


MIGUEL G. CORRAL

MADRID.- Craig Venter, padre del Proyecto Genoma Humano, acaba de fabricar en su laboratorio el primer genoma sintético de un organismo vivo.

Venter y su equipo no han logrado (al menos, no aún) crear un organismo con vida de forma artificial. Pero sí han dado el primer paso para lograrlo en el futuro. La especie elegida para esta filigrana científica es la bacteria 'Mycoplasma genitalium', el ser vivo con el genoma más pequeño de cuantos son capaces de reproducirse de forma independiente.

La metodología seguida por los autores del trabajo, que se publica hoy en la revista 'Science', supone un alarde de tecnología sólo posible en las todopoderosas y millonarias instalaciones científicas del Instituto Craig Venter en Rockville (Maryland, EEUU). La secuencia del genoma del 'M. genitalium' ya se conocía desde que el propio Venter la publicara hace algunos años. De manera que ya tenían un punto de partida. Lo complicado de la técnica utilizada comienza a partir de ahí.

En primer lugar, los científicos dividieron la secuencia completa, compuesta por 582.970 pares de bases o unidades básicas de ADN, en 101 pequeños trozos sin que ninguno de los cortes afectase a ningún gen. Así cada uno de ellos podía contener uno, dos o varios genes, pero se aseguraba la posiblidad de moverlos en futuras manipulaciones sin que ello afecte a ninguna función del organismo.

Una vez hecho este trabajo intelectual, había que ponerse manos a la obra. Era necesario fabricar químicamente cada una de las 101 secuencias, unidad a unidad. Tras ello, el trabajo duro se lo encomendaron a dos bacterias muy usadas en los laboratorios de todo el mundo: 'Escherichia coli', una bacteria intestinal presente en los animales, y 'Saccharomyces cerevisiae', una levadura utilizada industrialmente en la fabricación del pan, cerveza y vino.

Ambos organismos son capaces de absorber en su propio genoma secuencias foráneas y unirlas en partes cada vez más grandes. De esta manera, con 'E. coli' para los trozos más pequeños y con 'S. cerevisiae' que admite secuencias mucho más grandes, finalmente lograron obtener el primer genoma fabricado por completo en el laboratorio.

Aplicaciones futuras

«El trabajo es interesantísimo y novedoso. Hay que tener en cuenta que a cada paso realizaban nuevas secuenciaciones, con la misma técnica que la usada en el Genoma Humano, sólo para comprobar que todo estaba saliendo bien. Todo un alarde de medios tecnológicos», asegura el catedrático de genética de la Universidad de Alcalá, Nicolás Jouve.

Uno de los objetivos que persigue el equipo de Venter con esta investigación es conocer cuál es el contenido genético mínimo que necesita un organismo para desarrollar las funciones esenciales para vivir. Por ese motivo han escogido a la bacteria con el genoma más pequeño. Según aseguran en el trabajo, esta técnica supone un primer paso para alcanzar esa meta en el futuro. Sólo es necesario ir quitándole genes y probar si sigue siendo funcional.

Las implicaciones biotecnológicas de esta técnica son enormes. Los propios autores señalan al diseño de bacterias que permitan limpiar vertidos tóxicos, fabricar biocarburantes o capturar y secuestrar CO2 como algunos de los posibles usos de esta nueva técnica en el futuro.

Al mismo tiempo, sin embargo, si cayera en manos equivocadas, la técnica de Venter podría utilizarse para fabricar armas biológicas mortíferas. "Sin duda, estamos en el filo de navaja. Si somos capaces de realizar modificaciones genéticas para bien, también podríamos utilizarlas para crear agentes patógenos utilizables en una guerra bacteriológica", advierte el profesor Jouvé.

miércoles, 23 de enero de 2008

La caída de las bolsas internacionales: pasó lo que tenía que pasar

El 21 de enero de 2008 se convirtió en otro lunes negro de las bolsas internacionales.

La caída es espectacular: el valor bursátil de las 35 mayores empresas españolas ha caído 101.000 millones de euros en 14 días, casi el 20% de su cotización. En las bolsas asiáticas se perdía ayer entre el 5 y el 7% de los valores, en México el 5% ... y hoy vendrá Nueva York, mientras seguramente sigan cayendo todas las demás.

Es normal que todo el mundo se pregunte lo qué está ocurriendo y qué es lo que previsiblemente pueda ocurrir en los próximos días y semanas.

La respuesta es elemental: lo que está pasando es, sencillamente, la consecuencia lógica del estado de cosas en que se encuentran las relaciones financieras en nuestros días. Yo mismo lo vaticiné en un artículo anterior publicado el pasado 10 de septiembre (Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones).

Como es sabido, en los últimos años los mercados financieros y la actividad de los bancos han cambiado de naturaleza.

Antes, los bancos se dedicaban preferentemente a recoger los recursos de los ahorradores para ponerlos a disposición de los inversores o de los consumidores manteniendo un volumen mínimo de reservas para hacer frente a los reintegros. De esa forma alimentaban constantemente la economía productiva con la financiación más o menos necesaria. Hoy día, los dedican preferentemente a comprar "papel", es decir, a comprar y vender activos financieros (títulos de todo tipo, contratos de cualquier naturaleza, seguros, reaseguros...) en lugar de dedicarlos sobre todo a hacer que la economía real funcione más y mejor. Y, además, las reservas de garantía se han reducido al mínimo e incluso han desaparecido en muchos casos.

Lo hacen porque es muy rentable. Gracias a las nuevas tecnologías que permiten realizar operaciones a cada segundo, en cualquier lugar del mundo y con coste prácticamente nulo, y gracias a la libertad total con que se cuenta para llevar el dinero de un sitio a otro del mundo, se pueden realizar operaciones constantemente y así obtener grandes rendimientos de los cambios de precios que continuamente se producen.

Esto es tan rentable que cada vez se hace más, de modo que cada vez hay más recursos dedicados a estas operaciones especulativas. Las empresas ganan más en estas operaciones que en la economía real, y sus propios directivos las gobiernan para tratar de obtener ganancias en las bolsas o para que sus acciones sean atractivas a los demás inversores especulativos.

El problema es que esas actividades son muy rentables precisamente porque son .... ¡muy inseguras!

Es natural, todo el mundo sabe que cuanto más segura es una operación menos rendimiento dará y que será más rentable cuanto más riesgo conlleve.

La combinación de esos dos factores (abundancia de operaciones especulativas y el riesgo que comportan) es lo que produce la llamada financiarización que ha convertido a la economía mundial en un auténtico casino, como dijo el Premio Nobel de Economía Maurice Allais.

Sus consecuencias son claras: insuficiencia de recursos para crear actividad y empleo (porque se dedican a la especulación), inestabilidad y crisis (porque es únicamente en este contexto de cambio constante en las cotizaciones en el que se puede ganar mucho dinero) y, por tanto, transmisión de sus efectos negativos a la economía real en su conjunto.

Pues bien, lo que ha pasado en los últimos meses no es sino una expresión paradigmática de todo esto.

Los pasos han sido los siguientes:

a) La inversión especulativa sube artificialmente el valor de la vivienda.

b) Los bancos multiplican su oferta de créditos hipotecarios pero al hacerlo conceden, sobre todo en Estados Unidos, una gran cantidad de hipotecas a familias con recursos insuficientes si cambian las condiciones del mercado.

c) Los bancos que conceden hipotecas (prácticamente todos) venden esos contratos en los mercados llamados "secundarios" (porque en ellos se re-compran y re-venden sucesivamente los "papeles" que se han negociado en fases anteriores, en este caso, las hipotecas originales). Así es como se originan los nuevos "productos financieros derivados", que son los títulos que nacen de haber comprado un título, que resultaba de haber comprado otro, que compró otro... y así sucesivamente.

De esta manera se forma una especie de pirámide gigantesca en la que cada operación es más rentable que la anterior pero, como he dicho antes, porque es cada vez más insegura. Y eso es lo que va generando un riesgo acumulado y global en los mercados financieros.

d) Cuando por cualquier circunstancia falla cualquier eslabón de la cadena todo salta por los aires. Y ya se sabe que la fortaleza de una cadena es la de su eslabón más débil, lo que hace muy frágil al conjunto de las relaciones financieras.

e) En la crisis actual lo que inicialmente falló fue que muchas familias estadounidenses dejaron de pagar sus compromisos hipotecarios y eso activó una reacción en cadena provocando pérdidas en lugar de las ganancias habituales.

f) A partir de ahí, los capitales dieron un paso atrás. No es que hubiera insuficientes, como se quería hacer creer, sino que se retrajeron. Pero lo hicieron, no solo en los mercados financieros más especulativos, sino también en todos los demás y, principalmente, en los que financian la actividad real.

g) Eso fue lo que hizo que los bancos centrales, en lugar de tomar medidas para evitar que se produjeran más corridas de este tipo, se dedicaron a "inyectar" miles de millones de dólares y euros a los mercados en forma de generosos préstamos a los grandes bancos y financieros del mundo.

h) De esa forma fue que una crisis hipotecaria en Estados Unidos (aunque podría haber tenido su origen en cualquier otro país y en cualquier otro motivo, como ha pasado otras veces) se convirtió en una crisis financiera que afectaba a toda la banca mundial, porque es a nivel mundial que actúan los grandes bancos e inversores de nuestra época.

i) ¿Por qué caen entonces las bolsas? Sencillamente, porque todo lo anterior pone claramente de relieve ante los inversores dos circunstancias, por otra parte evidentes: que se ha roto la cadena de la ganancia de "papel" y que el dinero se ha retraído, de modo que no se van a seguir produciendo sucesivas alzas que favorezcan, a su vez, sucesivas ganancias especulativas.

Es por eso que la retraída de los capitales se produce en los valores que más artificialmente habían subido en los últimos tiempos, es decir, en los que habían cotizado más alto pero solo como expresión o como consecuencia de las burbujas especulativas de meses y años anteriores (en España y en casi todo el mundo, los bancos que invirtieron en vivienda, las grandes inmobiliarias, los fondos de inversión más especulativos, es decir, los más rentables pero menos conservadores en sus opciones de inversión....).

Y en estas estamos: en una crisis financiera que es internacional porque la plena libertad de movimientos de capital extiende sin remedio los efectos a todo el planeta.

Y lo que viene ahora (que ya empezó en Estados Unidos) es su efecto sobre la economía real, es decir, sobre la actividad económica y el empleo.

Esto es algo inevitable por cuatro razones principales:

a) Porque los inversores y financiadores afectados sufren pérdidas y retiran sus recursos no solo del área financiera, como he dicho, sino también de la actividad productiva.

b) Porque se vienen abajo las industrias vinculadas a la burbuja especulativa y, sobre todo, la construcción.

c) Porque los bancos centrales han sido incapaces o no han querido proteger a la economía real.

Por el contrario, lo que han hecho ha sido permitir este estado de cosas, dejando hacer a los especuladores, no haciendo nada para luchar contra la opacidad de las operaciones financieras y, en definitiva, dejando crecer la burbuja de los últimos años con tal de alimentar la desenfrenada ansia de ganancia de los bancos. Hasta gobernantes conservadores como Angela Merkel y Sarkozy lo hicieron notar más o menos veladamente hace unos meses.

Los bancos centrales son, en realidad, los pirómanos que han alimentado la crisis: su pasividad y su complicidad nos permiten hablar de una auténtica crisis financiera "prefabricada".

d) Porque con la excepción de Estados Unidos, los gobiernos apenas tienen capacidad para intervenir inyectando en la actividad real los recursos que los bancos centrales inyectan en los flujos financieros.

Y esto es así de un modo especial en la Unión Europea: sin gobierno económico y a expensas del fundamentalismo del banco central, es seguro que sufra una recesión de mucho mayor calado, salvo que Estados Unidos sea capaz de frenar rápidamente la suya evitando así el contagio que ya ha comenzado. Algo que ya es muy improbable.

Eso es lo que hay y lo que viene.

Se equivocan, o mienten, los gobernantes que están diciendo que es poca cosa.

Se equivocan, o mienten, los banqueros centrales que dicen que es solo un episodio de inestabilidad financiera.

Se equivocan o mienten mucho más grave y cínicamente quienes ahora solo vuelven a dar la receta de que lo que hay que controlar son los salarios para salir del apuro.

Y se equivocan o mienten quienes quitan importancia a estas manifestaciones inequívocas de riesgo global.

El financiero George Soros que conoce bien los mercados financieros acaba de decir, según la Agencia Reuters, que "la situación es mucho más seria que cualquier otra crisis financiera desde finales de la Segunda Guerra Mundial" y que eso se debe a que "durante los últimos años, los políticos habían sido guiados por algunos malentendidos básicos procedentes del "fundamentalismo del mercado", la creencia en que los mercados financieros tienden a actuar hacia el equilibrio".

Y en Davos, donde cada año se reúnen los más poderosos del mundo, acaban de presentar el informe Global Risk 2008 que, si bien es verdad que se orienta a apuntalar el sistema más que a modificarlo en sentido positivo, advierte sin disimulos del peligro real e inmediato de una crisis financiera generalizada como consecuencia de la infravaloración del riesgo que se está asumiendo.

La situación, por tanto, no admite muchas dudas. Estamos en el único sitio en donde podíamos estar cuando se deja que los capitales fluyan libremente buscando nada más que beneficios extraordinarios y rápidos en actividades especulativas, cuando los gobiernos renuncian a gobernar para favorecer así a los poderosos y cuando no se pone límite alguno al afán de tener más y más y más de los más ricos del planeta.

Los capitales a la deriva no puede llevar a la economía mundial a otro sitio que no sea a una deriva generalizada hacia la crisis y el malestar. No puede ser de otro modo.

Las soluciones inmediatas existen y no son difíciles, en contra de lo que se nos quiere hacer creer. Y son cada día más urgentes y necesarias: controlar la especulación regulando las finanzas internacionales para garantizar seguridad y estabilidad; domeñar a los capitales financieros y obligar a que los recursos estén al servicio de la actividad productiva mediante impuestos globales; y, en definitiva, evitar que la lógica del mercado se convierta en la lógica social.

Obviamente, lo que no es tan fácil es disponer del poder suficiente para lograrlo y precisamente es hacia ello hacia donde tendrían que orientar su esfuerzo los ciudadanos y las organizaciones sensatas del planeta.

Porque el origen último de la crisis financiera no está en las finanzas sino en el poder desmedido que tienen los banqueros y los grandes propietarios.

Justo lo que hay que quitarles para poder evitarlas en el futuro.


Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga

Hay estadounidenses deseando sacar a Bush

A George Bush le queda menos de un año de presidencia, pero hay gente en EEUU que aún quisiera destituirlo en un juicio político (en inglés, 'impeachment') y juzgarlo como a un dictador, por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad internacionales y domésticos, pero el seudo emperador ya consiguió el 'perdón' sin juicio de la cúpula del partido Demócrata.

Técnicamente, cualquier congresista puede introducir la acusación, alegando un gran crimen o un delito menor. La Cámara de Representantes entonces debe resolver si investiga o no. Si hubiera investigación, el comité judicial votaría si la Cámara recomienda determinados artículos. Luego votaría si envía la acusación al Senado para un juicio. Después del juicio del Senado, se necesitan 67 votos para condenar y destituir al Presidente. En EEUU han acusado a Andrew Johnson (1865-1869) y a Bill Clinton (1993-2001), quien sólo fue procesado, pero ni uno ni otro fue condenado ni destituido. Richard Nixon dimitió cuando su acusación parecía inevitable.

Los grandes medios de EEUU y América Latina ocultan que desde hace tres años existe un movimiento que hace campaña para acusar y destituir legalmente al presidente y a su vicepresidente, Dean Cheney, por mentir y cometer crímenes de guerra contra la población civil de Irak. En el último año de su mandato, Bush insiste –afiebrado– en atacar a Irán, convencido que otra guerra revertirá el colapso de la economía estadounidense, mientras los grandes medios cubren con generosidad las primeras escaramuzas de una nueva competencia por la Casa Blanca, donde todos los precandidatos republicanos y demócratas prometen continuar con todas las guerras del imperio, salvo pequeñas diferencias sobre la intensidad letal de la injerencia imperial.

12 razones para acusar a Bush

El movimiento que impulsa el “impeach” sistematizó 12 razones para acusar y destituir a Bush y a su alter ego Cheney:

1 - Apropiarse de la Casa Blanca en 2000 y 2004 mediante fraude electoral absoluto.

2 - Mentir al pueblo estadounidense y engañar deliberadamente al Congreso para lanzar una guerra de agresión no provocada contra Irak.

3 - Autorizar y dirigir la tortura de miles de prisioneros conducidos a la muerte, al dolor extremo, a desfiguraciones y traumas psicológicos. Ocultar deliberadamente al Comité Internacional de la Cruz Roja a los prisioneros que se había rendido, haciéndoles desaparecer sus expedientes como detenidos y conduciendo a centenares de presos a 'sitios negros', conocidos por la tortura rutinaria de los cautivos. Detener gente indefinidamente y suspender los derechos de habeas corpus.

4 - Ordenar y autorizar el uso de armas anti-personales en zonas libres de fuego y centros urbanos densamente poblados de Irak, conduciendo a la muerte a decenas de millares de civiles, incurriendo en crímenes de guerra bajo el derecho internacional.

5 - Usurpar el derecho del pueblo estadounidense de conocer la verdad acerca de las acciones gubernamentales con el uso sistemático de la propaganda y la desinformación.

6 - Construir una presidencia imperial firmando promulgaciones de leyes pasadas subrepticiamente por el Congreso pero negando la intención congresional. Decisiones del gobierno que se ocultan de la visión pública y del Congreso subvirtiendo el Acta de Libertad de Información (Freedom of Information Act). El espionaje ilegal de millones de norteamericanos sin autorización de las cortes de justicia y encubierto durante años con mentiras.

7 - Minar la capacidad de New Orleáns de soportar un huracán, permitiendo así su destrucción por el Katrina, y las fallas en la ayuda de manera oportuna a las víctimas, incompetencias que provocaron la muerte o desaparición de millares de estadounidenses.

8 - Negar el calentamiento global, sin hacer caso del “Pico petrolero” (Peak Oil) y permitir que la industria del petróleo se beneficie a largo plazo a costa de la supervivencia de la raza humana y la viabilidad del planeta.

9 - Violación del principio constitucional de separación de la Iglesia y el Estado con la ligadura de ideologías teocráticas en el proceso de toma de decisiones del gobierno de EEUU.

10 - No habiendo podido evitar los ataques del 11 de septiembre, a pesar de la abundancia de evidencia muy específica acerca de un próximo ataque terrorista sobre Nueva York y en particular al Centro Mundial de Comercio, utilizaron esta falla como una excusa justificadora de los ataques preventivos contra otros países y para la suspensión de las libertades civiles fundamentales de los estadounidenses y de nuestro derecho a la privacidad.

11 - Promoción de la dominación global del mundo por EEUU, mientras se construyen y usan armas ilegales de destrucción masiva.

12 - Derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide, el presidente democráticamente elegido de Haití, e instalación de un régimen altamente represivo.

Libro sobre la acusación

En el libro 'Impeach the President, the case against Bush and Cheney (Acusación al Presidente: el caso contra Bush y Cheney), publicado por la editorial Seven Stories Press de Nueva York, los cientistas sociales estadounidenses Dennis Loo y Peter Phillips desnudaron las mentiras gubernamentales ampliamente defendidas por la gran prensa para fabricar una visión equivocada –propagandística y a-crítica– del rol mundial de EEUU en las mentes de los ciudadanos consumidores de noticias pre-cocinadas por los grandes medios de EEUU y del resto del mundo. Dennis Loo es profesor asociado de sociología en la Universidad Poly Pomona, de California. Sus especialidades incluyen encuestas, orden público, movimientos sociales, medios y criminología. Su reciente trabajo 'Ningún rastro de papel quedó detrás: el hurto de la elección presidencial 2004', ha recibido la más amplia aclamación, en tanto Peter Phillips es profesor de sociología de la universidad estadal Sonoma State, de California, y director del Proyecto Censurado, una organización de investigación de medios. (1)

'En esta época desesperada, cuando las mentiras y las verdades a medias son la política oficial, cuando nuestra gente joven y los civiles iraquíes inocentes pagan con sus vidas estas mentiras, este libro contiene una presentación clara de los crímenes de Bush y de Cheney', aseguró Cindy Sheehan, activista anti-guerra y autora del libro “Querido Presidente Bush”, otro texto crítico del dictador estadounidense. “Los capítulos de esta gran obra de lucha exponen no sólo el análisis y poderosos detalles de estos crímenes, sino que señalan un derrotero para todos: Es urgente que cada estadounidense pensante lea este libro', expresó Sheehan.

Peligro del nuevo totalitarismo

Autores de gran reputación intelectual en el mundo progresista de EEUU y en todo el planeta, como el historiador Howard Zinn, creen que este libro es “un llamado conmovedor de los principales analistas políticos de nuestro tiempo”. En la introducción del texto, Zinn dijo: 'Este importante volumen contribuye poderosamente a la campaña para la acusación y debe ser bienvenido por cualquier persona involucrada con la paz, la justicia y una nación verdaderamente democrática'.

'Un caso hermético para acusar a Bush y Cheney por crímenes de guerra y hechos delictivos domésticos. ¡Culmina la oportunidad para un cambio legal del régimen!', escribió Marjorie Cohn, Presidenta del Gremio Nacional de Abogados (National Lawyers Guild). 'Un ojo abierto, una multi-acusación contra Bush y los reaccionarios sin ley que lo secundan en la Casa Blanca. Bien editado, bien substancioso y muy bien argumentado, ofrece verdades duras que golpean y puede servir como manual para la acción política', en opinión de Michael Parenti, autor de La lucha de la cultura y superpatriotismo (The Culture Struggle and Superpatriotism). 'Asoma un nuevo totalitarismo; ésta es la advertencia. Los ciudadanos que se sienten inquietos por sí mismos deberían leer este libro importante y pensar en cómo ejercer sus responsabilidades. La ciudadanía –hay que decir la verdad– no está tranquila, ni libre', comentó George Kenney, ex funcionario del departamento de Estado.

La conclusión del libro señala que 'pueden decir que [el ministerio de] la Seguridad de la Patria y FEMA [sigla en inglés de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias) hacen su trabajo, pero [el desastre de] New Orleans los califica mal. Pueden asegurar que están ganando la guerra al terrorismo y la guerra en Irak, pero los hechos desmienten a diario sus aseveraciones. Pueden asegurarnos que están protegiendo nuestras libertades civiles y están haciendo todo según la ley, pero casi cada semana aparecen revelaciones frescas de sus ilegalidades'.

Aparte de la llamativa introducción de Howard Zinn, el volumen incluye contribuciones de Dennis Loo, Peter Phillips, Judith Volkart, Dahr Jamail, Jeremy Brecher, Jill Cutler, Brendan Smith, Larry Everest, Greg Palast, Nancy Snow, Barbara J. Bowley, Mark Crispin Miller, Kevin Wehr, Richard Heinberg, Lyn Duff, Dennis Bernstein, Bridget Thornton, Lew Brown, Andrew Sloan, Cynthia Boaz y Michael Nagler. 'Impeach the President' es una llamada de clarín para un movimiento popular aún de mayor alcance que el movimiento pacifista de los años 60. Como escriben los autores en el prefacio, los 'gobiernos no caen por su propio peso; deben ser empujados…'.

Según los editores, 'Impeach the President' es un comprensible análisis de una administración criminal. Desentierra las historias ocultas tras los fraudes electorales de 2000 y 2004, las mentiras descaradas utilizadas para justificar la guerra preventiva en Irak, la extensa comisión –todavía en desarrollo– de crímenes de guerra y torturas, las trágicas fallas de dirección en el manejo de las consecuencias del huracán Katrina y las ofensas menos conocidas pero igualmente alarmantes, de la propaganda y la desinformación, el espionaje ilegal de los ciudadanos, e incluso la destrucción ambiental y la violación de la separación de la Iglesia y el Estado. Los académicos Loo y Phillips revelan completa la escalofriante amenaza escondida tras la fuerza de la derecha radical que asumió el control del poder de mayor alcance del mundo. De cara a una amenaza extraordinaria y sin precedentes de la Casa Blanca y sus actuales aliados contra las libertades civiles, los derechos civiles, la Constitución, la ley internacional y el futuro del planeta, esta persuasiva obra revela que ahora mismo debe crearse un drástico y dinámico cambio político.

Sin prensa, la acusación existe

Hace exactamente diez años hubo una gran cobertura mundial del “impeachment” que intentaron los puritanos republicanos contra el Presidente Bill Clinton, por sus jugueteos sexuales en el salón oval de la Casa Blanca con la regordeta Mónica Lewinsky, quien se entretenía con sus partes pudendas, desde abajo del escritorio, mientras arriba el jefe de la nación más poderosa del globo manejaba la política doméstica y mundial y a lo mejor ordenaba en ese mismo instante el bombardeo de 1998 a la supuesta fábrica de armas “terroristas” de Sudán que finalmente resultó ser un modesto centro comercial con farmacia y panadería, donde murieron hombres, mujeres y niños completamente inocentes.

Pero el hecho de que la prensa oculte este nuevo intento de “impeachment”, no significa que no exista, asegura el sociólogo Phillips. “Si está emergiendo rápidamente un movimiento nacional que llama a una acusación del Presidente y, por otro lado, los grandes medios corporativos no están cubriendo esta noticia, la pregunta clave es: ¿existe realmente un movimiento nacional para acusar al Presidente?, reflexionó el académico.
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Los abogados de la acusación difundieron extensamente por correo en EEUU más de 1.000 artículos de redactores de pequeños periódicos locales que aludieron a la acusación. Por ejemplo, en la Post-Gazette de Pittsburg, el escritor George Matus escribió: 'sigo estando enfurecido por las preguntas sin respuestas acerca de las encuestas a boca de urna, las máquinas de votación, Irak, el costo del nuevo seguro de enfermedad, ¿quién formula nuestra política energética?, el caso Jack Abramoff, los memos de Downing Street y el ‘impeachment’”.

(Jack Abramoff es un lobbysta o cabildero republicano que cumple una sentencia de casi seis años de prisión, tras declararse culpable en una serie de casos de corrupción relacionados con importantes políticos republicanos, un affaire que tuvo escasa repercusión en la prensa, en tanto los memorándums secretos de Downing Street [la calle en que vive el primer ministro inglés] son documentos británicos desclasificados demostrativos de que Bush y el entonces primer ministro Tony Blair acordaron invadir Irak en julio del 2002, o sea, ambos se confabularon en secreto para derrocar al Presidente iraquí Saddam Hussein casi un año antes de lanzar su ataque y como justificación falsearon los informes de inteligencia y nunca pretendieron evitar seriamente la guerra que iniciarían en marzo de 2003).

David Anderson, pluma del Oregonian, de McMinnville, Oregon, preguntó: '¿Dónde están ahora los miembros de nuestra delegación ante el Congreso para exigir que las acciones del actual Presidente sean investigadas para considerar si la acusación (impeachment) o la censura son acciones apropiadas?' Una carta de Guillermo Dwyer en La Gaceta de Charleston dice que el 'Congreso nunca tendrá el valor de comenzar el proceso de la acusación sin una marejada de ultraje a la gente'.

Otros antecedentes de la campaña

Según Dennos Loo y Peter Phillips, los concejos o municipios de algunas ciudades, numerosos órganos directivos colegiados y algunos comités centrales locales y estadales del partido Demócrata votaron por la acusación, por ejemplo, en Arcata, California el 6 de enero. La ciudad y el condado de San Francisco también votaron que sí el 28 de febrero. El comité central demócrata del condado de Sonoma (CA) votó por la acusación el 16 de marzo. Otro tanto hicieron los municipios de Newfane, de Brookfield, de Dummerston, de Marlboro y de Putney, en Vermont, quienes votaron por la acusación también en marzo.

La convención del partido Demócrata del estado de New México se reunió en marzo para debatir la 'acusación de George Bush y su retiro legal de la oficina de la Casa Blanca'. El Partido Verde llamó a nivel nacional a apoyar la acusación hace un año. Escritores y articulistas del St. Petersburg Times, Newsday, Yale Daily News, Barrons, Detroit Free Press y el Boston Globe también llamaron a apoyar la acusación.

Las portadas de The San Francisco Bay Guardian (25/01/06) The Nation (30/01/06) y Harpers (3/06) publicaron titulares de primera página para realzar artículos en favor de la acusación al Presidente. En marzo, 22 representantes del Congreso copatrocinaron la Resolución 635, que propuso un comité selecto para estudiar los argumentos que recomiendan la acusación a Busch.

Encuestas que nunca tuvieron gran difusión demostraron que la mayoría de los estadounidenses consultados estaban a favor de la acusación al Presidente. Por ejemplo, en octubre de 2005, la empresa Public Affairs Research descubrió que el 50% de americanos dijeron que el Presidente Bush debía ser acusado si mintió sobre la guerra en Irak. Otra encuesta de Zogby International, de noviembre de 2005. encontró que el 53% de los americanos decían 'si el Presidente Bush no dijo la verdad sobre sus razones para ir a la guerra contra Irak, el Congreso debe considerar sostener una acusación directa en contra suya para hacerlo responsable'. Una consulta de American Research Group demostró en marzo de 2006 que el 42% de los estadounidenses favorecían la acusación de Bush.

A despecho de todos los apoyos y sentimientos favorables al Impeachmen, los grandes medios corporativos no le prestan atención al movimiento por la acusación al Presidente, dijo Phillips. El diario Bangor Daily News simplemente divulgó el 17 de marzo que el ex fiscal general de EEUU Ramsey Clark instaló el sitio web Votetoimpeach.org y que otros grupos están utilizando la red Internet para impulsar la acusación. El Wall Street Journal, del 16 de marzo, editorializó acerca de si era justa la acusación que buscaba la 'izquierda chiflada', cuando quizás algunos demócratas del Congreso se aliarían para alimentar 'la bilis de las brigadas en favor de la censura y la acusación al Presidente'.

Los demócratas “perdonaron” a Busch & Cheney

Los medios corporativos han ignorado los llamados a intensificar la acusación, quizás deseando que no prospere. En una ocasión, las noticias de televisión y los shows de conversación mencionaron la acusación más de 100 veces en 30 días, pero fue en el contexto de la propuesta de censura del senador Russ Feingold y la ausencia de amplio apoyo demócrata para sacar adelante la censura o la acusación. En las noticias de televisión no hay nada que haga sospechar que en EEUU existen millones de ciudadanos que están llamando a sacar adelante una acusación contra Bush y sus cohortes, indicó Phillips.

La administración Bush mintió sobre Irak, espía ilegalmente a los ciudadanos de EEUU y continúa cometiendo crímenes de guerra en el Oriente Medio. Paralelamente a la incapacidad de los medios para dar cuenta de la existencia de una acusación, continúa expandiéndose la marejada del ultraje, mientras la dirección demócrata nunca exhibió real interés por la Acusación al Presidente. La congresista demócrata Nancy Pelosi, de California, dijo por televisión que la 'acusación está fuera de tabla'. Para los críticos como Phillips, 'al liderazgo demócrata, al parecer, la Acusación le resultaba demasiado divisiva para sus objetivos 2008 e interfería su agenda del Congreso para los dos últimos años de Bush'.

La acusación fue la oportunidad de una acción popular para ponerle término a un gobierno corrupto –dijo Phillips–, pero aparentemente, los demócratas perdonaron sin juicio a Bush y a Cheney. Según una investigación del diario británico Lancet Medical Journal, 650.000 civiles han muerto en Irak desde que EEUU comenzó la invasión. El bombardeo aéreo estadounidense de vecindades civiles ha causado un tercio de estas muertes, incluyendo familias completas, con niños, madres, padres y abuelos incluidos.

Ahora sabemos que Bush y Cheney mintieron sobre las armas de destrucción masiva (WMD, su sigla en inglés), indicaron los autores Phillips y Loo. Según los llamados Memos de Downing Street, de julio de 2002, la 'acción militar [para justificar la invasión de Irak] fue considerada como inevitable... justificada por la conjunción del terrorismo y las WMD... donde las actividades de la inteligencia... fueron subordinadas a esta política'. Bush y Cheney engañaron al pueblo estadounidense, cometieron fraude contra el Congreso y violaron sus juramentos constitucionales. La acusación nunca ha sido autorizada. Y todavía, los demócratas dicen que está fuera de tabla, y que solamente pueden aprobar una suave reprimenda del Congreso para detener la marejada. ¿Cuántos millares más de seres humanos deben morir para que los estadounidenses digan '¡Basta!'?, se preguntó Phillips.

Más gasto militar = Más pobreza

“Hemos visto cómo han engordado los beneficios brutos de las compañías petroleras y de los contratistas militares privados como resultado de las guerras derivadas del 11 de septiembre de 2001”, dijo Phillips. El dinero y el cabildeo de los intereses favorables a la guerra ejercen influencia significativa entre los miembros del Congreso, mientras las máquinas de relaciones públicas de la industria privada y del gobierno trabajan a tiempo completo con los grandes medios corporativos para mantener vivo nuestro temor a los terroristas, indicó Phillips.

Phillips asegura que “todavía, los valores y la base moral de la gente estadounidense se basan en amor, trabajo duro, familia y justicia. Con todos nuestros defectos, somos básicamente gente buena que ha sido desviada por un maquinación neo-conservadora que busca nada menos que la dominación militar total del mundo. Reconocemos el temor a la guerra, rechazamos la tortura y entendemos la conexión entre el gasto militar y el empobrecimiento de la infraestructura, incluyendo la vivienda, la educación, la salud y el empleo.

Phillips piensa que en las elecciones parlamentarias el pueblo estadounidense votó por la paz y que los sondeos de opinión demuestran que existen dos tercios que se oponen a la guerra, mientras la mitad apoya la acusación al Presidente y al Vicepresidente. “Tenemos la opción individual de ser 'buenos alemanes' y de ocultar nuestras cabezas en la arena [como lo hicieron los germanos en tiempos de Hitler] o de tomar la acción unitaria para destronar el poder imperial con la opción popular de la acusación”, concluyó Peter Phillips.

Contenido del libro

Capítulo 1: Acusación: La Opción Nuclear de la Gente, por la abogada constitucionalista Judith Volkart, examina la historia de las anteriores acusaciones y describe cómo la acusación es una salvaguardia de la Constitución, un último recurso para atrapar a los funcionarios federales responsables de mala conducta y de subvertir el gobierno constitucional.

Capítulo 2: Nunca Elegido, Ni una Vez: el Engaño Inmaculado y el Camino a Seguir, por Dennis Loo. Utilizando evidencia abrumadora, Loo demuestra cómo fue logrado el hurto de las elecciones de 2000 y 2004.

Capítulo 3: Desde la 'zona libre de fuego' de Irak, Dahr Jamail relata de nuevo, de primera mano y con fotografías, su experiencia como reportero no incrustado en Irak con un testimonio de la sistemática comisión de crímenes de guerra por parte de las tropas de EEUU, bajo la dirección de los estrategas militares y políticos de la Casa Blanca.

Capítulo 4: Los Crímenes de Guerra son Grandes Crímenes, por Jeremy Brecher, Jill Cutler y Brendan Smith. La tiranía que somete a los estadounidenses caracteriza a la administración Bush como a ninguna otra en la historia de EEUU.

Capítulo 5: Defendiendo lo Indefendible, por Dennis Loo: La tortura y el imperio estadounidense comparten la manera irracional de ver el mundo de Bush/Cheney y de los neoconservadores, cuya ambición de dominar al mundo sin contrapesos explica su abierto apego a la tortura.

Capítulo 6: Irak: La Fase Dos en una Guerra Mundial Ilimitada, por Larry Everest, expone el análisis razonado subyacente para la guerra en Irak y en el mundo árabe entero.

Capítulo 7: Los Memorandos de Downing Street, manipulación de inteligencia de preguerra con conocimiento de retención de información vital en una Investigación de un Gran Jurado, por Greg Palast, ofrece la primera publicación en EEUU del texto completo de los Memorandums de Downing Street, de Matthew Rycroft, del 23 de julio de 2002, que prueban que era falso el argumento de Bush sobre las WMD (sigla en inglés para Armas de Destrucción Masiva).

Capítulo 8: La Propaganda Mentirosa y el Periodismo Patriótico, por Nancy Snow, describe cómo el 11 de septiembre fue un regalo potente para cualquier propagandista.

Capítulo 9: La Campaña para la Energía sin Trabas, de Barbara J. Bowley, demuestra cómo Bush ha devenido en el 'primer dictador de la edad de la información', a través del mandato presidencial y la vigilancia masiva ilegal.

Capítulo 10: La Guerra de Bush/Cheney en la Civilización, por Mark Crispin Miller, explica que el aspecto más peligroso del régimen de Bush/Cheney es que su cruzada imperial por el poder total está dirigida conjuntamente por impacientes cristianos apocalípticos, impulsores de una teocracia mundial.

Capítulo 11: Negando Desastres: Huracán Katrina, Calentamiento Global y las Políticas de Denegación, por Kevin Wehr, muestran gráfica y convincentemente cómo el cambio climático global es un peligro calamitoso que vincula al desastre de Katrina como el resultado de un increíble hecho delictivo de Bush/Cheney, antes, durante y después del huracán.

Capítulo 12: Ignorando el 'Peak Oil': Más allá de la Incompetencia, por Richard Heinberg, delinea cómo la cumbre de producción petrolífera mundial enarbolada al presente por EEUU y el mundo entraña un problema sin precedentes de manejo de riesgo, en tanto la inacción de la administración Bush/Cheney constituye un abandono del deber a una escala global.

Capítulo 13: El Otro Cambio de Régimen: Derrocando al Presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, por Lyn Duff y Dennis Bernstein, documenta el derrocamiento ilegal perpetrado por la administración de Bush del presidente haitiano democráticamente elegido Jean Bertrand Aristide.

Capítulo 14: El Grupo de Dominación Global: Un caso sociológico para la Acusación de George W. Bush y de Richard Cheney, por Peter Phillips, Bridget Thornton, Lew Brown y Andrew Sloan, documenta la naturaleza oligárquica de la política de EEUU, demostrando las relaciones incestuosas entre los neo-conservadores, los dueños de los medios corporativos de información y los propietarios del complejo militar-industrial.

Capítulo 15: Más allá de la Acusación: Reconstruyendo una Cultura Política, por Cynthia Boaz y Michael Nagler, argumenta que la acusación no es suficiente. Desafiando la cultura de la comodidad privada se requiere movilizarse para reconquistar derechos.

Capítulo 16: ¿Qué hacer?, por los Editores, recomienda los pasos que se pueden dar para llevar adelante la lucha por la acusación.

Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.

¿Cuándo se convierten los asteroides en peligrosos?

Una de las visiones más espectaculares en el cielo nocturno es una bola de fuego, una roca del espacio que impacta sobre la atmósfera y deja un rastro que puede durar desde segundos a minutos. Estos se queman de forma inofensiva, pero, ¿cuándo se convierten en peligrosos? ¿Cuándo los asteroides son lo bastante grandes para que realmente puedan atravesar la atmósfera y provocar destrucción en el suelo?


Durante una charla en la conferencia Meteoroides 2007 que tuvo lugar en Barcelona, España, Clark R. Chapman del Instituto de Investigación del Suroeste realizó una presentación sobre cómo definir esta línea entre las explosiones inofensivas en el cielo y un impacto que provoca destrucción en el suelo. El artículo, titulado
Meteoroids, Meteors, and the Near-Earth Object Impact Hazard (Meteoroides, meteoros y el peligro de impacto de Objetos Cercanos a la Tierra) fue más tarde publicado en la revista Earth, Moon and Planets.

Originalmente, los investigadores centraron sus esfuerzos en los asteroides mayores: los objetos de 2 km y superiores. Estas son rocas espaciales que podrían causar una devastación a gran escala en todo el planeta, afectando al clima y llevando a la muerte a cientos de millones de personas. Se calculó que un individuo podría tener una posibilidad entre 25 000 de morir por el impacto de un asteroide.

Ahora que el Estudio de Vigilancia Espacial ha descubierto el 75% de los asteroides de 1 km y mayores, tus posibilidades de morir han caído a aproximadamente 1 entre 720 000. Aproximadamente las mismas de morir en un accidente con fuegos artificiales o disfrutando de un paseo en el parque.

De acuerdo con Chapman, los astrónomos están ahora desplazando su atención de los impactos mayores – como el que eliminó a los dinosaurios hace 65 millones de años – a otras menores, pero aún peligrosas rocas espaciales. Por ejemplo, la roca que detonó en el aire sobre Tunguska, Siberia en 1908. Tal objeto tenía probablemente sólo entre 20 y 100 metros de diámetro.

Aún así, arrasó los bosques en muchos miles de kilómetros cuadrados y habría causado una inmensa destrucción si hubiese impactado sobre un área poblada.

Una nueva investigación, conocida informalmente como la Investigación de Vigilancia Espacial Dos, comenzará pronto con el objetivo de encontrar asteroides cercanos a la Tierra mayores de 140 metros en los próximos 15 años.

Existen muchas variables en el cálculo de la destrucción resultante de un impacto. Se tiene que considerar la velocidad, si es un asteroide metálico o rocoso, y si está fragmentado o no.

Originalmente, los investigadores pensaron que eventos del calibre de Tunguska sólo tendrían lugar una vez cada 4000 años, pero podrían ser más comunes, tal vez de 1 entre 700. Y quizás incluso los asteroides menores más comunes podrían causar destrucción en el suelo una vez cada 200 años.

Si se lleva a cabo la Investigación de Vigilancia Espacial Dos, debería localizar la mayoría de los asteroides grandes, pero sólo el 50% de los asteroides del tamaño del de Tunguska. Incluso rastrearán entre 1 y 2 millones de objetos en torno a los 30 metros.

Y si una de esas rocas está en ruta de colisión con la Tierra, los gobiernos y agencias espaciales serán capaces de llevar a cabo una estrategia de prevención o evacuación.

O al menos animar a la gente a que desvía la vista.

martes, 22 de enero de 2008

Breve historia de las intervenciones de Estados Unidos desde 1945

La máquina de la política exterior estadounidense ha sido lubricada por imperativos que pueden ser sintetizados como sigue:

1 - Construir un mundo seguro para las corporaciones estadounidenses;

2 - promover recursos financieros para los contratistas domésticos de la defensa que han colaborado generosamente con los miembros del Congreso;

3 - prevenir la emergencia de cualquier sociedad susceptible de representar un ejemplo exitoso de modelo alternativo al capitalista;

4 - extender la hegemonía política y económica sobre el área más amplia que sea posible, como conviene al "gran poder".

Todo esto en nombre de una supuesta cruzada moral contra una conspiración internacional comunista de la que estaban convencidos los sustentadores de la guerra fría y de la que convencieron a la población estadounidense, y que en realidad, diabólica o no, nunca existió.

Estados Unidos efectuó intervenciones realmente graves en más de setenta países en este periodo, destacando entre ellas las siguientes: [1]

China, 1945-1949: Se intervino en la guerra civil al lado de Chiang Kai-Shek en contra de los comunistas, aun cuando habían sido aliados cercanos de Estados Unidos durante la guerra mundial. Estados Unidos utilizó a los soldados japoneses derrotados para pelear de su lado pero los comunistas obligaron a Chiang a refugiarse en Taiwán en 1949.

Filipinas, 1945-1953: Las fuerzas militares estadounidenses pelean contra las fuerzas de izquierda Huks, mientras éstas todavía enfrentaban a los invasores japoneses. Después de la guerra, Estados Unidos continúa peleando en contra de los Huks, los derrota e instala una serie de gobernantes aliados en la presidencia, culminando con el dictador Ferdinand Marcos.

Corea del Sur, 1945-1953: Después de la segunda guerra mundial, Estados Unidos reprime a las fuerzas populares progresistas favoreciendo a las conservadoras que habían colaborado con los japoneses. Esto da lugar a una larga era de corrupción y gobiernos brutales.

Italia, 1947-1948: Estados Unidos interfiere en las elecciones para evitar que el Partido Comunista llegue al poder legalmente con el fin declarado de "salvar la democracia" en Italia. Los comunistas pierden. En las siguientes décadas, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), junto con las corporaciones estadounidenses, continúa interviniendo en las elecciones italianas para bloquear al "fantasma que recorría Europa".

Grecia, 1947-1949: Se interviene en la guerra civil tomando el lado de los neofascistas en contra de la izquierda griega que había combatido a los nazis valientemente. Los neofascistas ganan e instauran un régimen sumamente brutal, para el cual la CIA crea una nueva agencia de seguridad interna, que por mucho tiempo, se ocupó de poner en práctica todas las acciones propias de las policías secretas de todo el mundo, incluyendo la tortura sistemática.

Albania, 1949-1953: Estados Unidos e Inglaterra intentan infructuosamente derrocar al gobierno comunista e instalar uno nuevo pro-occidental conformado por los monarquistas y los colaboradores de los nazis y de los fascistas italianos.

Alemania, década de 1950: La CIA emprende una amplia campaña en contra de Alemania oriental. Éste fue uno de los factores que influyeron en la construcción del Muro de Berlín en 1961.

Viet Nam, 1950-1973: Después de veintitrés años y más de un millón de muertos Estados Unidos retiró sus fuerzas militares de Viet Nam. La mayoría de la gente opina que Estados Unidos perdió la guerra, pero, destruyendo el corazón de Viet Nam y envenenando la tierra y los acervos genéticos por generaciones, Washington de hecho consiguió su principal objetivo, previniendo lo que hubiera podido ser una buena opción de desarrollo para Asia.

Irán, 1953: El primer ministro Mossadegh es derrotado en una operación conjunta entre Estados Unidos e Inglaterra. Mossadegh había sido electo por una amplia mayoría en el Parlamento pero cometió el gravísimo error de encabezar un movimiento para nacionalizar una compañía petrolera británica, la única compañía petrolera que operaba en Irán. El golpe restaura al Sha, con poderes absolutos, dando inicio a un periodo de represión y tortura que dura veinticinco años en los que se restaura la propiedad extranjera de la industria petrolera, concediéndose a los británicos y los estadounidenses 40 por ciento respectivamente y a otras naciones el 20 por ciento restante.

Guayana Británica/Guyana, 1953-1964: Por once años, dos de las más viejas democracias en el mundo, Gran Bretaña y Estados Unidos, llegaron muy lejos para evitar que un líder electo democráticamente ocupara su puesto. Cheddi Jagan intentó permanecer neutral e independiente. Fue electo tres veces y, aun siendo de izquierda, sus políticas de gobierno no fueron revolucionarias. Era no obstante un hombre marcado por representar la mayor amenaza para Washington: la construcción de una sociedad que podría servir como alternativa al modelo capitalista. Usando las tácticas más variadas Estados Unidos e Inglaterra finalmente expulsaron a Jagan en 1964. John F. Kennedy dio directamente la orden.

Guatemala, 1953-década de 1990: Un golpe de estado organizado por la CIA derroca al gobierno democrático y progresista de Jacobo Arbenz dando paso a cuarenta años de escuadrones de la muerte, torturas, desapariciones, ejecuciones masivas y una crueldad inimaginable con un saldo de más de cien mil víctimas. Indiscutiblemente, uno de los más inhumanos capítulos de la historia del siglo XX. Arbenz nacionalizó la United Fruit Company que tenía vínculos muy estrechos con la élite del poder estadounidense. Como justificación del golpe, Washington declaró que Guatemala se encontraba al borde de caer bajo el dominio de los soviéticos, cuando en realidad los rusos tenían tan poco interés en el país que ni siquiera mantenían relaciones diplomáticas con él. El problema real desde la perspectiva de Washington, además de lo ocurrido con la United Fruit, era el peligro de una extensión de la democracia social guatemalteca hacia otros países de la región.

Camboya, 1955-1973: Después de muchos años de hostilidad hacia su régimen, que incluyeron conspiraciones de asesinato y las infames "cartas bomba" secretas de Nixon/Kissinger en 1969-1970, Washington finalmente derrocó a Sihanouk con un golpe de estado en 1970. Esto era justo lo que hacía falta para lanzar al Pol Pot y sus fuerzas del Khmer Rouge a apoderarse de la escena. Cinco años de bombardeos estadounidenses desaparecieron la economía tradicional de Camboya.

Estados Unidos sostuvo al Pol Pot militar y diplomáticamente frente a sus subsecuentes derrotas con Viet Nam.

Medio Oriente, 1956-1958: Estados Unidos intentó dos veces derrocar al gobierno sirio, realizó demostraciones de fuerza en el Mediterráneo para intimidar a los movimientos opositores a los gobiernos que mantenía en Líbano y Jordania, instalando catorce mil efectivos militares en Líbano, y conspiró para derrocar o asesinar a Nasser en Egipto por su inquietante nacionalismo.

Indonesia, 1957-1958: Sukarno, como Nasser, era la clase de líder tercermundista con el que Estados Unidos no podía entenderse. Se tomó en serio la neutralidad con respecto a la guerra fría, viajando a la Unión Soviética y China (aunque también a la Casa Blanca). Nacionalizó muchos holdings privados de Holanda, antiguo poder colonial, y rehusó tratar duramente al Partido Comunista Indonesio que transitaba hacia una vía legal y pacífica y registraba impresionantes progresos electorales. La CIA comenzó a unir fuerzas con oficiales militares disidentes emprendiendo una guerra integral contra el gobierno.

Cuba, 1959 a la fecha: Fidel Castro asciende al poder a inicios de 1959. Una reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos el 10 de marzo incluyó en su agenda la posibilidad de poner "otro gobierno en el poder en Cuba". Siguieron cuarenta años de ataques, bombas, invasiones militares abiertas y embargos.

Congo/Zaire, 1960-1965: En junio de 1960, con la independencia de Bélgica, Patricio Lumumba asumió como primer ministro del Congo. Sin embargo, como Bélgica mantuvo su enorme explotación mineral en la provincia de Katanga, y prominentes funcionarios del gobierno de Eisenhower tenían vínculos financieros con este negocio, el día de la celebración de la independencia Lumumba, frente a los dignatarios extranjeros que le acompañaban, hizo un llamado por la liberación económica y política de la nación e hizo un recuento de las injusticias cometidas por los propietarios blancos del país contra la población nativa.

Once días más tarde la provincia de Katanga se secesionó; en septiembre Lumumba fue removido por el presidente instigado por Estados Unidos y en enero de 1961 fue asesinado por una petición expresa de Dwight Eisenhower. Siguieron varios años de conflictos civiles y caos y la ascensión al poder de Mobutu Sese Seko, hombre que no era desconocido por la CIA. Mobutu ha gobernado el país por más de treinta años, con niveles de corrupción y crueldad que chocan hasta a sus mismos asesores de la CIA. La población de Zaire ha vivido en la más abyecta miseria a pesar de las inmensas riquezas naturales mientras que Mobutu se hace multimillonario.

Brasil, 1961-1964: El presidente Joao Goulart adoptó una posición independiente en política externa estableciendo relaciones con los países socialistas y oponiéndose a las sanciones contra Cuba. Su administración aprobó una ley que limitaba el monto de ganancias repatriadas por las empresas multinacionales; nacionalizó una subsidiaria de la ITT; promovió reformas económicas y sociales. En 1964 fue derrocado por un golpe militar en el que Estados Unidos tuvo una cobertura e involucramiento profundos.

Durante los siguientes quince años todas las características de las dictaduras militares que América Latina conoció se institucionalizaron: el congreso fue disuelto, la oposición política se redujo hasta su virtual extinción, se suspendió el habeas corpus para los "crímenes políticos", se prohibieron legalmente las críticas al presidente, los sindicatos fueron intervenidos por el gobierno, las crecientes protestas fueron sometidas por la policía y las fuerzas militares que disparaban a las multitudes, las viviendas de campesinos fueron incendiadas, se brutalizó a sacerdotes... desapariciones, escuadrones de la muerte, un impresionante grado de depravación en las prácticas de tortura.

República Dominicana, 1963-1966: En febrero de 1963 Juan Bosch se convierte en el primer presidente electo democráticamente en República Dominicana desde 1924.

Bosch propuso la reforma agraria, viviendas de alquiler bajo, una modesta nacionalización de los negocios y que la inversión extranjera no explotara demasiado al país, además de otras políticas que integraban un programa de cambio social.

Cantidad de congresistas y funcionarios estadounidenses expresaron su inconformidad con los planes de Bosch, así como con su posición de independencia con respecto a Estados Unidos. La reforma agraria y las nacionalizaciones eran asuntos de mucha sensibilidad en Washington.

En septiembre las botas militares marchan y Bosch es expulsado. Diecinueve meses más tarde un levantamiento intentó restablecer a Bosch en el poder trayéndolo del exilio. Estados Unidos envió veintitrés mil efectivos militares para sofocarlo.

Chile, 1964-1973: Salvador Allende era el peor escenario posible para el imperialismo de Washington. La única cosa peor que un marxista en el poder era un marxista en el poder electo democráticamente, que honraba la Constitución y se volvía crecientemente popular.

Después de sabotear el esfuerzo electoral de Allende en 1964, y de fracasar en el mismo intento en 1970, la CIA y el resto de la maquinaria estadounidense de política exterior no dejó piedra sin remover en su afán de desestabilizar al gobierno de Allende en los siguientes tres años, poniendo particular énfasis en fomentar la hostilidad militar. En septiembre de 1973 finalmente los militares derrocan al gobierno asesinando a Allende en el proceso.

Cerraron el país frente al exterior durante una semana en que los tanques rodaban por las calles y los soldados derribaban las puertas; los estadios repicaban con los sonidos de las ejecuciones y los cuerpos se apilaban a lo largo de las calles y flotaban en el río; los centros de tortura estaban en auge; los libros subversivos ardían en las hogueras; los soldados rasgaban los pantalones de las mujeres al grito de "¡En Chile las mujeres usan vestidos!"; los pobres regresaban a su estado natural. Al final, más de tres mil personas fueron ejecutadas, miles más torturadas y desaparecidas.

Grecia, 1964-1974: El golpe militar se efectuó en abril de 1967, justo dos días antes de empezada la campaña de las elecciones nacionales ya que parecía evidente que llevarían a George Papandreou nuevamente al puesto de primer ministro. Papandreou fue electo en febrero de 1964 por la única mayoría total de la historia electoral moderna en Grecia. Las exitosas maquinaciones para echarlo abajo iniciaron inmediatamente mediante un esfuerzo conjunto de la Corte Real, los militares griegos, y los militares estadounidenses y efectivos de la CIA estacionados en Grecia. El golpe de 1967 fue seguido de inmediato de la tradicional ley marcial, censura, arrestos, golpes, tortura y asesinatos, con un total de ocho mil víctimas en el primer mes.

Fue sin duda la tortura la que marcó indeleblemente los siete años de pesadilla en Grecia. James Becket, un abogado estadounidense enviado a Grecia por Amnistía Internacional, escribía en diciembre de 1969 que "un cálculo conservador estimaría en no menos de dos mil" el número de personas torturadas, habitualmente de las maneras más horripilantes y con frecuencia usando equipo proporcionado por Estados Unidos.

Indonesia, 1965: Una compleja serie de eventos, que incluía un supuesto intento de golpe de estado, un contragolpe y tal vez un contra contragolpe, con la mano estadounidense impresa en diversos puntos, dio como resultado la salida del poder de Sukarno y su remplazo por una junta militar encabezada por el general Suharto. La masacre que inició inmediatamente fue calificada por el New York Times como "una de las más salvajes matanzas masivas de la historia política moderna". El número estimado de muertos durante unos pocos años iba de medio millón hasta más de un millón.

Se supo después que la embajada estadounidense había elaborado listas de "agentes comunistas", desde la más alta escala hasta los operadores de barrio, alcanzando los cinco mil nombres, y se las había entregado al ejército que se dedicó a cazarlos y asesinarlos.

Timor del Este, 1975 al presente: En diciembre de 1975 Indonesia invade Timor del Este, que se ubica en el extremo este del archipiélago, y cuya independencia de Portugal lo sacó de su control. La invasión se efectuó un día después de que el presidente Gerald Ford y el secretario de estado Henry Kissinger salieran de Indonesia, no sin conceder permiso a Suharto para usar el armamento estadounidense que, de acuerdo con la legislación de Estados Unidos, no puede ser usado para agresión. Indonesia era la herramienta de mayor valor para Estados Unidos en el Sudeste asiático.

Amnistía Internacional estimó que en 1989, con el propósito de anexarse por la fuerza a Timor del Este, las tropas indonesias mataron a doscientas mil personas de una población de entre seiscientas y setecientas mil. Estados Unidos apoyó decididamente los reclamos de Indonesia a Timor del Este (contrariamente a las Naciones Unidas y la Unión Europea), minimizando una carnicería de dimensiones escandalosas y proveyendo al mismo tiempo a Indonesia de todo el equipo y entrenamiento que requería para realizar la operación.

Nicaragua, 1978-1979: Los sandinistas derrocaron la dictadura de Somoza en 1978. Bajo la presidencia de Carter, los intentos de sabotaje adoptaron formas diplomáticas y económicas. Bajo la de Reagan, la violencia fue el método elegido. Durante ocho terribles años la gente de Nicaragua estuvo bajo el ataque de los Contras, grupo armado cercano a Washington, formado a partir de la viciosa Guardia Nacional de Somoza y algunos otros de sus defensores. Era una guerra total que se proponía destruir progresivamente todos los programas económicos y sociales del gobierno quemando escuelas y hospitales, secuestrando, torturando, colocando minas y bombardeando violentamente. Estos eran los "luchadores de la libertad" de Ronald Reagan. No habría revolución en Nicaragua.

Granada, 1979-1984: ¿Qué haría a la más poderosa nación del mundo invadir un país de ciento diez mil habitantes? Maurice Bishop y sus seguidores habían tomado el poder en el golpe de 1979, y aunque sus políticas no eran tan revolucionarias como las de Castro, Washington mantenía su miedo a "otra Cuba", particularmente cuando las apariciones públicas de los líderes granadinos eran recibidas con gran entusiasmo en otros países de la región.

Las tácticas desestabilizadoras de Estados Unidos contra el gobierno de Bishop empezaron después del golpe y continuaron hasta 1983. La invasión estadounidense en octubre de 1983 encontró una resistencia mínima aunque Estados Unidos sufrió ciento treinta y cinco bajas entre muertos y heridos. Hubo también cuatrocientos granadinos victimados y ochenta y cuatro cubanos, principalmente trabajadores de la construcción.

A finales de 1984, en una elección muy cuestionable resultó vencedor un hombre apoyado por la administración Reagan. Un año después, la organización de derechos humanos Consejo de Asuntos Hemisféricos reportó que la nueva fuerza policiaca entrenada por Estados Unidos y las fuerzas de contrainsurgencia de Granada se había destacado por su brutalidad, arrestos arbitrarios y abuso de autoridad y la erosión de los derechos civiles.

En abril de 1989, el gobierno publicó una lista de más de ochenta libros de los que prohibía la importación. Cuatro meses más tarde, el primer ministro disolvió el Parlamento.

Afganistán, 1979-1992: Todo mundo sabe acerca de la increíble represión hacia las mujeres en Afganistán, realizada por los fundamentalistas islámicos aun antes del Taliban. ¿Pero cuántos saben que durante los setenta y la mayor parte de los ochenta Afganistán tuvo un gobierno encargado de colocar a esta nación increíblemente atrasada en el siglo XX, incluyendo el establecimiento de la igualdad de derechos para las mujeres? Lo que pasó, no obstante, es que Estados Unidos inyectó miles de millones de dólares en una terrible guerra en contra de este gobierno, simplemente porque había apoyado a la Unión Soviética. Antes de esto, las operaciones de la CIA deliberadamente estimularon la probabilidad de una intervención soviética, que fue lo que ocurrió. Al final Estados Unidos ganó y las mujeres, y el resto de la gente de Afganistán, perdieron. Más de un millón de muertos, tres millones de incapacitados, cinco millones de refugiados, en total, alrededor de la mitad de la población.

El Salvador, 1980-1992: En 1980 los opositores tomaron las armas y se inició la guerra civil.

Oficialmente, la presencia de las fuerzas militares de Estados Unidos se limitaba a actividades de capacitación, pero en realidad los militares y el personal de la CIA jugaron un papel mucho más importante. Alrededor de veinte estadounidenses murieron o fueron heridos en accidentes de avión o helicóptero mientras sobrevolaban las áreas de combate en misiones de reconocimiento y hay muchas otras evidencias sobre la intervención de las fuerzas estadounidenses directamente en el campo de batalla. La guerra terminó oficialmente en 1992: setenta y cinco mil civiles muertos y el tesoro estadounidense vaciado en seis mil millones de dólares. Cambios sociales significativos fueron ampliamente frustrados. Un puñado de ricos seguía poseyendo el país, los pobres siguieron como siempre y los disidentes tuvieron que seguir acosados por los escuadrones de la muerte de la ultraderecha.

Libia, 1981-1989: Libia rehusó ser un estado aliado de Washington en el Medio Oriente. Los aviones estadounidenses derribaron dos aviones libios dentro de lo que Libia consideraba como su espacio aéreo. También bombardearon el país matando por lo menos a cuarenta personas entre las que se encontraba la hija de Qaddafi. Hubo varios intentos de asesinato contra él, operaciones para derribarlo, una enorme campaña de desinformación, sanciones económicas y la culpabilización de Libia, sin ninguna evidencia clara, por la bomba puesta en el avión Pan Am 103.

Haití, 1987-1994: Estados Unidos sostuvo la dictadura de la familia Duvalier durante treinta años, cuando se opuso al cura reformista Jean-Bertrand Aristide. Mientras tanto, la CIA trabajó muy de cerca con los escuadrones de la muerte, los torturadores y los traficantes de drogas. Habiendo retrasado su regreso por más de dos años, Washington finalmente hizo a sus militares restaurar a Aristide en su puesto, pero sólo después de obligar al sacerdote a garantizar que no favorecería a los pobres a expensas de los ricos y que no se opondría a la economía de libre mercado. Esto significó que Haití continuaría siendo planta ensambladora para el hemisferio occidental y sus trabajadores seguirían recibiendo salarios literalmente de hambre.

Panamá, 1989: En diciembre de 1989 un gran barrio residencial en la ciudad de Panamá fue destruido y quince mil personas quedaron sin hogar. Después de varios días de enfrentamiento directo con las fuerzas panameñas el saldo oficial fue de alrededor de quinientos muertos, admitido por Estados Unidos y por el nuevo gobierno panameño instalado por Estados Unidos. Otras fuentes, con no menos evidencias, insistían en que habían muerto miles y que había alrededor de tres mil heridos; veintitrés estadounidenses muertos; trescientos veinticuatro heridos.

Manuel Noriega fue un aliado e informante estadounidense durante años mientras resultó útil. Pero prenderlo no era el único motivo del ataque. Bush quería mandar un claro mensaje a los nicaragüenses, que tenían programadas sus elecciones dos meses más tarde, de que sería su ruina si reelegían a los sandinistas. Bush quería también doblar algún músculo militar para ilustrar al Congreso sobre la necesidad de tener lista una fuerza de gran combate (para guerras de amplio escenario), aun después de la disolución muy reciente de la "amenaza soviética". La explicación oficial del despojo perpetrado por los estadounidenses fue que Noriega era narcotraficante, lo que Washington sabía desde hacía años y nunca le incomodó.

Irak, década de 1990: Implacables bombardeos por más de cuarenta días y noches a una de las más avanzadas naciones del Medio Oriente, que devastaron su antigua y moderna ciudad capital; ciento setenta y siete millones de libras de bombas cayendo sobre la gente de Irak, la más concentrada arremetida aérea en la historia del mundo; armas que vertían uranio incinerando a la gente, causando cáncer; explosión de los almacenes de armas químico-biológicas y de los campos petroleros; envenenamiento de la atmósfera a un grado quizás nunca alcanzado en ninguna otra parte; enterrando soldados vivos deliberadamente; la infraestructura destruida, con repercusiones terribles en la salud; sanciones permanentes hasta el día de hoy multiplicando los problemas de salud; alrededor de un millón de niños y muchos más adultos muertos hasta hoy por estas causas.

Irak era la más fuerte potencia militar en el mundo árabe. Noam Chomsky escribió: "La línea dominante en la doctrina de política exterior de Estados Unidos desde los años cuarenta era que los vastos e inigualables recursos energéticos de la región del Golfo fueran efectivamente dominados por Estados Unidos y sus aliados y, fundamentalmente, que ninguna fuerza autóctona independiente pudiera tener una influencia sustancial en la administración de la producción y el precio del petróleo".

Yugoslavia, 1999: Estados Unidos está bombardeando el país regresándolo a una era preindustrial. Le gustaría convencer al mundo de que su intervención es sólo por motivos "humanitarios". Tal vez la historia de las intervenciones estadounidenses contada arriba nos ayude a decidir sobre la credibilidad de esta declaración.

lunes, 21 de enero de 2008

60 años de imperio

Saul Landau

Traducido por S. Seguí


Tomen 2008 en sentido simbólico. Hace unos 60 años, Estados Unidos emergió convertido en la potencia mundial. Henry Luce anunció formalmente la llegada del Siglo Americano antes incluso de que el país entrase en la Segunda Guerra Mundial. Luce pensaba que Estados Unidos se convertiría en el misionero global, en un difusor de los valores cristianos y la democracia. La historia de su país, estimaba Luce, había unido a un pueblo con un fin noble, y lucía “la bandera más ilusionante del mundo y de toda la historia”, flameando al viento hacia “el objetivo triunfal de la libertad.”

Henry Luce, propietario de un imperio editorial (semanarios Time, Life, Fortune), en un rapto de lirismo instaba a todos los estadounidenses “cada uno en la medida de su capacidad y con el más amplio horizonte de miras, a crear el primer gran Siglo Americano (Life, feb. 1941; cf. también el artículo de Philip S. Golub en Le Monde Diplomatique, oct. 2007).

Y sucedió. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los sueños de Luce se hicieron realidad. Estados Unidos poseía más del 50% de la capacidad industrial mundial. Las potencias europeas y asiáticas estaban en ruinas. Pero los políticos y los medios de comunicación evitaban la palabra imperio a la hora de describir a la nación que utilizaba su moneda nacional como fundamento monetario mundial, que establecía ambiciosas alianzas militares (OTAN, CENTO y SEATO) y que, a principios de los años 50, había creado ya bases militares en docenas de otros países y había comenzado a acumular armas nucleares.

Los líderes estadounidenses utilizaban la amenaza soviética –los malvados comunistas dispuestos a tragarse todos los demás países— para justificar este crecimiento de su fuerza militar. A medida que frenaban las ansias soviéticas de expansión, las corporaciones y los bancos estadounidenses se establecían rápidamente en gran parte del mundo no soviético. (Los medios de comunicación no hicieron público el hecho de que el ancho de vía soviético no coincidía con el de sus satélites de Europa oriental, lo que hacía prácticamente imposible transportar los suministros necesarios para una potencial invasión.)

Washington se inventó el Plan Marshall y otros programas populares para contribuir a revivir un capitalismo próspero, en cooperación, como socio menor, con Europa Occidental. Este comportamiento atemorizó al primer ministro soviético, Josef Stalin, quien, en la inmediata postguerra, negó su apoyo a sus camaradas de Grecia e Irán, supuestamente en respuesta a las amenazas del presidente estadounidense, Harry Truman.

La Guerra Fría oponía a un Occidente bueno contra un Oriente malo. El comportamiento de Stalin contribuyó a fijar este estereotipo, pero los soviéticos nunca consiguieron crear una economía que pudiera rivalizar con la estadounidense. Efectivamente, no disponían de corporaciones o bancos para saquear a Europa Oriental, y sin estos instrumentos, los soviéticos tenían pocos medios de transferir la riqueza de sus supuestas colonias.

No importaba. Nunca se permitió que los datos interfirieran en los axiomas políticos desarrollados por los partidarios de la Guerra Fría. Estados Unidos se convirtió en el protector del mundo libre. Más tarde, a la altura de 1990, la Unión Soviética implosionó. Sin embargo, las instituciones creadas para proteger a Occidente de la amenaza del mal no sólo se mantuvieron sino que crecieron. Por ejemplo, la OTAN. Efectivamente, Washington llegó incluso a patrocinar un Consejo OTAN-Rusia, en 2002. Mientras, el número de bases estadounidenses en el extranjero crecía hasta una cifra cercana a 800.

En el interior de Estados Unidos, la retórica de los políticos negaba la existencia de un imperio como contexto vital del país, incluso cuando los gastos militares consumían bocados gigantescos de los presupuestos (en torno a los 700.000 millones de dólares) en una época en que ninguna nación amenazaba, siquiera remotamente, la seguridad militar de Estados Unidos.

Los principales aspirantes a la Presidencia y los líderes del Congreso siguen ignorando este asunto, no sea caso que la opinión pública llegue a contemplar sin disfraz la realidad del imperio. Todos ellos permiten que los matones en el poder –Bush, Cheney y los neocon— continúen sangrando el Tesoro con una guerra y una ocupación fruto del capricho.

En las elecciones de 2008, en las que se decidirá quién va a dirigir el imperio, tanto republicanos como demócratas prefieren omitir la persistente toxicidad de la derrota de EE UU en Vietnam. El patriotismo sigue produciendo eslóganes del tipo Apoye a nuestros soldados, y rechazando el síndrome de Vietnam: no combatas a nadie que pueda devolverte el golpe. Los republicanos insisten en recuperar la reputación de EE UU como un país ganador. (De hecho, la última vez que EE UU ganó una guerra –contra un enemigo capaz de devolver el golpe— fue en 1945.)

La invasión y subsiguiente ocupación de Iraq han resultado ser más que impopular entre la opinión pública. Los principales burócratas de la seguridad nacional han comenzado a mostrar su profunda inquietud ante el problema. En 2006, un grupo de generales retirados, altos cargos de los servicios secretos, la diplomacia y la seguridad, dirigido por el general William Odom y el coronel Larry Wilkerson, lanzó también un ataque público a la política de Bush. El coronel Wilkerson, ex jefe de gabinete de Colin Powell, y el general Odom, ex director de la National Security Agency (NSA) con el presidente Reagan, calificaron la invasión de Iraq como “el mayor desastre estratégico de la historia de Estados Unidos.” (Declaraciones a Associated Press, 5.10.2005)

Wilkerson lo calificó de "disparate de proporciones históricas." (Washington Post,19.1.2006) y el ex jefe del National Security Council bajo James Carter, Zbigniew Brzezinski, describió Iraq como una “calamidad histórica, estratégica y moral." (Comité de Relaciones Exteriores del Senado, 1.2.2007)

Estos ataques desde el propio establishment hacen hincapié en la mala gestión, la arrogancia y la incompetencia de Bush, así como en su abandono del sistema tradicional de alianzas, en la pérdida de hegemonía estadounidense en Oriente Próximo y el Golfo Pérsico. Los críticos de las políticas de Bush temen que Iraq haya debilitado seriamente el poder militar estadounidense, es decir la entidad que garantiza la hegemonía del imperio. Brzezinski afirmó ante el Congreso que las guerras de Iraq y Afganistán habían socavado “la legitimidad global de Estados Unidos.”

Después de que Estados Unidos saliera de Vietnam con el proverbial rabo entre las piernas, hubo revoluciones vencedoras en Nicaragua y Grenada, dos de los tradicionales patios traseros. Del mismo modo, las tribulaciones del ejército de EE UU han ido acompañadas de avances de la izquierda en América. Los votantes de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina e incluso Guatemala y Paraguay han puesto de manifiesto no sólo su disgusto por las políticas económicas estadounidenses, sino que han mostrado también su falta de respeto por el poder estadounidense.

En 1959, sólo Cuba se atrevía a desobedecer; otras naciones conocían el precio de una rebelión de este tipo: la invasión o la desestabilización a manos de la CIA. Al igual que con Cuba, la amenaza de Bush con su etiqueta de Eje del Mal, en 2002, no obtuvo resultados positivos ni con Corea del Norte ni con Irán. Bush tuvo que negociar con un régimen que había declarado marginal. Además, China, que dispone ahora del poder que proporciona el hecho de ser el principal acreedor de EE UU, ha emergido también como un protagonista asiático de primer orden.

Hace sesenta años, Washington planeó instalar un primitivo sistema de defensa en Europa Occidental. Ahora, Bush quiere extender este sistema a Polonia y a otros países recién liberados. Pero algunos de los antiguos aliados son ahora excepciones. Así, regímenes serviles como Arabia Saudí se permiten poner objeciones a determinadas políticas estadounidenses y en las Naciones Unidas y otras instituciones financieras de ámbito mundial –antes un coto cerrado estadounidense— Washington ya no puede imponer sus condiciones con tanta facilidad.

El mundo ha podido contemplar como George W. Bush conducía Estados Unidos desde un brillante sueño a una incipiente pesadilla. Bajo su gobierno, el valor del dólar se ha hundido. Sus cancerberos del Homeland Security han maltratado a potenciales turistas que sólo esperaban aprovecharse del dólar barato para comprar en las rebajas: una joven islandesa que intentaba entrar en Estados Unidos –antes simbolizado en la Estatua de la Libertad— fue detenida más de 24 horas, tratada con toda rudeza y deportada sin derecho a réplica. En Homeland Security aseguraron que esta persona había sobrepasado en tres días el plazo de su visado… más de diez años antes.

Este tipo de situaciones se mezcla con informes e imágenes del comportamiento estadounidense en Iraq –las fotos de Abu Ghraib circularon ampliamente— y en todo el mundo. La élite del poder, Bush y sus socios neocon han hecho del mundo un lugar profundamente inquietante.

Durante sesenta años los líderes estadounidenses han dado por sentado que habían reemplazo a sus primos británicos como élite mundial, y que como máximos mandamases de la nueva potencia dominante tenían un mandato divino o histórico de mantener la estabilidad y establecer las normas económicas.

Mi viejo profesor William Appleman Williams nos instruía sobre cómo los líderes estadounidenses sufrían “visiones de omnipotencia”. Dado que tenían un poder económico y militar aplastante, creían que su dominación sería eterna. Pero no consiguieron dominar Corea en 1953, ni Vietnam en 1975. Y en 2008, un goteo diario vacía el Tesoro federal a medida que las fuerzas militares estadounidenses en Afganistán e Iraq fracasan –a un alto precio— en su intento de superar condiciones adversas que ningún militar podría esperar conseguir.

El hundimiento soviético, en 1990, llevó al poder a los neocon, quienes exigieron que Washington se convirtiese en la nueva Roma. Contaban con que, comenzando por la conquista de Iraq, extenderían el nuevo orden estadounidense por todo Oriente Próximo. No ha funcionado, y hoy día la democracia no es algo que EE UU desee aportar.

Los aspirantes a la presidencia en ambos partidos ignoran este hecho. Ninguno de ellos aborda la cuestión de qué papel debería desempeñar un debilitado Estados Unidos en el mundo emergente del siglo XXI, cuando la economía estadounidense ya no constituye el pilar de la estabilidad económica, y cuando unas fuerzas militares tecnológicamente omnipotentes no han conseguido vencer a enemigos peor equipados. A medida que el calentamiento global se intensifica y las reglas establecidas por las Naciones Unidas –creadas por Estados Unidos para que otros países las siguieran— han perdido prestigio, ¿qué debería hacer Washington?

Los republicanos –con la excepción del libertario Ron Paul— quieren más fuerzas armadas. Se han convertido en un mal chiste. Pero, ¿qué sucede con Hillary Clinton, Barack Obama o John Edwards? ¿Es prematuro preguntárselo después de sólo 60 años de siglo americano? O bien, a falta de imaginación y valor por parte de Estados Unidos, ¿tendremos una respuesta que venga del extranjero?