jueves, 11 de diciembre de 2008

Los terremotos fuertes pueden desencadenar erupciones volcánicas

ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE OXFORD
El volcán LLaima de Chile, en plena erupción el 2 de enero de este año. (Foto: REUTERS)
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El volcán LLaima de Chile, en plena erupción el 2 de enero de este año. (Foto: REUTERS)

Actualizado miércoles 10/12/2008 18:29 (CET)
EFE

LONDRES.- En contra de lo que se pensaba hasta ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha llegado a la conclusión de que los terremotos de gran magnitud pueden desencadenar erupciones en los volcanes cercanos.

Este equipo, dirigido por el profesor Sebastian Watt, ha estudiado el historial de terremotos y erupciones volcánicas en el sur de Chile desde 1835, año en el que Charles Darwin ya sugirió la posibilidad de que hubiera una conexión entre los dos fenómenos.

La sugerencia de Darwin ha contado con pocos adeptos entre geólogos y vulcanólogos, entre los que la creencia general es que hay pocos casos que permitan vincular los temblores de tierra con posteriores erupciones volcánicas, y que no hay evidencia científica que permita hablar de algo más que coincidencias.

La investigación de los geólogos de Oxford, que aparece en el último número de la revista 'Earth and Planetary Science Letters, contradice esta creencia y defiende que cuando hay un terremoto superior a 8 grados en la escala de Richter los volcanes que están a menos de 500 kilómetros del epicentro reaccionan.

Los profesores de Oxford estudiaron los registros históricos de los últimos 150 años y descubrieron que la actividad volcánica se incrementó durante al menos un año después de cada gran seísmo (más de 8 grados) que sacudió el sur de Chile en ese periodo.

El estudio pone el ejemplo de las dos grandes sacudidas sísmicas registradas en Chile en el siglo XX: la de 1906 y la de 1960 (la más fuerte de la Historia con una magnitud de 9,6 grados), tras las cuales hubo actividad en siete volcanes en el periodo de un año, cuando lo normal es que se produzca una erupción anual de media.

Según el director del estudio, parece demostrado que "las ondas sísmicas generadas por la ruptura del terremoto pueden activar una erupción, agitando o sacudiendo la lava que hay en los volcanes".

"Las alteraciones resultantes derivan en una erupción, pero teniendo en cuenta que es necesario cierto tiempo para que se acumule presión dentro del volcán y para que el magma avance hacia la superficie, la erupción puede no producirse hasta pasados unos meses desde que se produjo el terremoto", explicó Watt.

Este vulcanólogo consideró que el estudio "es importante, porque demuestra que el riesgo de erupción volcánica aumenta de manera exponencial después de que se produzcan terremotos de envergadura en lugares del planeta, como Chile, afectados por este fenómeno".

La NASA detecta la presencia de vapor de agua y CO2 en un planeta fuera del Sistema Solar

HALLAZGO PUBLICADO EN 'NATURE'
  • El mundo, conocido como HD189733b, se encuentra a 63 años luz de la Tierra
  • Los expertos descartan que exista vida, ya que su temperatura es demasiado alta
  • Los hallazgos se han logrado gracias a los telescopios 'Hubble' y 'Spitzer'
Recreación artística del planeta HD 187933b, orbitando en torno a su estrelle. (Foto: NASA)
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Recreación artística del planeta HD 187933b, orbitando en torno a su estrelle. (Foto: NASA)

Actualizado miércoles 10/12/2008 22:04 (CET)
TANA OSHIMA

MADRID.- En los últimos años, el descubrimiento de metano y las sospechas de la existencia de vapor de agua han mantenido en el punto de mira a un planeta fuera de nuestro Sistema Solar conocido como HD189733b. Ahora, la NASA y un estudio de Nature confirman, respectivamente, la presencia de dióxido de carbono y agua en su atmósfera, todos ellos compuestos químicos que hacen soñar con la vida extraterrestre.

HD189733b, que se encuentra a 63 años luz de la Tierra, es un Júpiter caliente relativamente fácil de estudiar para los astrónomos. Está tan cerca de su estrella que le da nombre, HD 189733, que tarda sólo 2,2 días en girar en torno a ella.

Este exoplaneta tiene dos características interesantes. Es el exploneta de tránsito más luminoso de entre los que se conocen, lo que facilita el estudio por espectros a los astrónomos, quienes comparan las emisiones de luz del exoplaneta cuando pasa delante y detrás de su Sol. Estas diferencias permiten deducir la composición atmosférica del planeta, pues cada molécula tiene una forma distinta de emitir la luz.

La segunda característica concierne a las expectativas de la Humanidad: HD189733b tiene unos 1.200 grados Kelvin (más de 900 grados Celsius), una temperatura que, pese a las esperanzas, es incompatible con la vida. «Está claro que el dióxido de carbono no tiene nada que ver con la vida en esa atmósfera», explica Javier Armentia, astrónomo y director del Planetario de Pamplona. «También hay mucho CO2 en Marte, y en Venus, y que sepamos, allí no hay vida», añade.

No obstante, el descubrimiento de CO2 y vapor de agua en este exoplaneta es la culminación de una serie de resultados que se están extrayendo de HD189733b, «un planeta que está dando mucho juego», en palabras de Armentia. Así lo confirma el estudio publicado hoy en 'Nature', que viene a aportar nuevos datos sobre este planeta.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Astrónomos confirman la existencia de un agujero negro en el centro de la Vía Láctea


Imagen captado por el VLT (Very Large Telescope) del centro de la Vía Láctea, donde se encuentra el agujero negro. (Foto: ESO/S. Gillessen et al.)
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Imagen captado por el VLT (Very Large Telescope) del centro de la Vía Láctea, donde se encuentra el agujero negro. (Foto: ESO/S. Gillessen et al.)

Actualizado miércoles 10/12/2008 00:37 (CET)

ROSA M. TRISTÁN

MADRID.- Sagitario A*. Éste es el nombre del agujero negro 'supermasivo' cuya existencia se ha confirmado de forma definitiva en el centro de la Vía Láctea, la galaxia a la que pertence nuestro Sistema Solar. Tras 16 intensos años de trabajo enganchados a un telescopio para observar el cielo, los astrónomos europeos han identificado al esquivo Sagitario A* tras seguir la pista de 28 jóvenes estrellas que orbitaban con una precisión sorpredente en torno a esta región.

Los agujeros negros del Universo son regiones con una fuerza de gravedad tan fuerte que nada puede escapar de ellos. Algunos estudios científicos ya avalaban que la Vía Láctera tiene uno del tipo supermasivo en su centro, que generaría la gravedad suficiente para mantener la unidad de la galaxia. Su masa sería de millones o miles de millones de masas solares o soles como el nuestro. En este caso, esa masa es de cuatro millones.

La confirmación de su existencia es obra del equipo del astrónomo Reinhard Genzel, del Instituto Max Planck de Alemania, que ha trabajado, desde 1992, con los telescopios de largo alcance de la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO). «El centro de la galaxia es un laboratorio único en donde podemos estudiar procesos básicos de la gravedad, las dinámicas estelares y la formación de las estrellas», ha señalado Genzel.

El astrónomo español Alfonso López Aguirre, del Instituto Astrofísico de Canarias, confirma la importancia de este exhaustivo estudio: «Es muy importante porque se sabía que había un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia, pero aquí han determinado con gran finura la masa que tiene, algo que no se había logrado hasta ahora».

Para ello, los astrónomos utilizaron ondas de rayos infrarrojos que evitaban el polvo estelar que bloquea la vista de esa zona central. Durante años, fueron tomando puntos de referencia de la órbita de las 28 estrellas, que se mueven más rápido por estar cerca del agujero negro. «Han podido estudiar la órbita completa de una de ellas que tarda 16 años en recorrerla y de ese modo pueden definir la materia que siente cada estrella, que es la que tiene el agujero negro», explica López Aguirre.

«Las órbitas estelares demuestran que la concentración total en el centro de cuatro millones de masas solares debe ser un agujero negro, más allá de cualquier duda razonable», confirma Genzel. Además, las mediciones permiten saber que la Tierra se encuentra a 27.000 años luz del centro de la Vïa Láctea.

A lo largo de todos estos años de estudio, el equipo fue cambiando los instrumentos que utilizaba en sus mediciones y observaciones, a medida que éstos mejoraban. Comenzaron utilizando la cámara SHARP, del telescopio del observatorio de La Silla (Chile). Después se sirvieron del Telescopio VLT de largo alcance, también de la ESO. Los últimos avances tecnológicos les han permitido una precisión asombrosa: podrían ver una moneda de euro a 10.000 kilómetros de distancia.

Fue así como observaron que seis de las 28 estrellas orbitaban el agujero negro en un disco, algo que sólo se suponía por datos estadísticos. Aún así, aún no hay una explicación al hecho de que estas estrellas, que son jóvenes, están tan cerca del Sagitario A* , donde la fuerza del propio agujero negro habría impedido que formaran sus órbitas.

Dar respuesta a esta pregunta es uno de los muchos retos que los astrónomos tienen por delante. Su siguiente paso, según el investigador Frank Eisenhauer, es combinar la luz de cuatro telescopios de largo alcance, una técnica conocida como interferometría, lo que mejorará la extactitud de las observaciones de 10 a 100 veces respecto a las actuales. Si es así, la ciencia estará más cerca de probar la Teoría General de la Relatividad de Einstein.

lunes, 8 de diciembre de 2008

El campo magnético solar podría tener un importante efecto en el clima y otros parámetros climáticos de la Tierra

Alerta Tierra
06/12/08

El campo magnético solar podría tener un impacto significativo en el clima y en los parámetros climáticos a nivel mundial.

Según un estudio de Investigación Geográfica, las sequías están relacionadas con las fases solares magnéticas y no con el efecto invernadero.

El estudio ha utilizado datos desde 1876 hasta el presente para examinar la relación entre los ciclos solares y la elevada pluviosidad de Australia y ha encontrado que el Índice de Oscilación del Sur – la herramienta principal para predecir las variaciones en los patrones globales y oceánicos – y las fluctuaciones de pluviosidad registradas durante la última década, son similares a los registrados entre 1914 y 1924.

Para el profesor Robert Baker, del Colegio de Estudios Medio Ambientales de la Universidad de Nueva Inglaterra, Australia, la interacción entre la direccionalidad del Sol y los campos magnéticos de la Tierra, la incidencia de la radiación ultravioleta sobre el Pacífico tropical, y los cambios de las temperaturas de la superficie del océano cuando hay nubes, podrían contribuir a la explicación de los cambios sustanciales que tienen lugar en este índice, debido a las fluctuaciones del ciclo solar.

Si el ciclo solar sigue mostrando valores relacionados con los patrones climáticos, entonces existiría una gran posibilidad de poder predecir el clima a partir del 2010 y, posiblemente más allá de ese año.