Julio Algarañaz
Clarín15/12/08
Diez sacerdotes y tres voluntarios jesuitas enviados como misioneros entre 1961 y 1987 a Alaska, violaron en un cuarto de siglo a más de un centenar de niños y adolescentes de 17 aldeas esquimales. No se trata de una denuncia sino de un horror comprobado, porque la Compañía de Jesús aceptó pagar 50 millones de dólares a 110 víctimas que sufrieron los abusos sexuales. El Vaticano no ha hecho ningún comentario sobre el caso.
Los misioneros pedófilos pertenecían a la provincia jesuita de Oregón. El provincial, padre John Whitney, responsable de toda Alaska, se mostró fastidiado con la prensa norteamericana y las personalidades que acusaron a la Compañía de haber enviado durante años prácticamente al exilio en Alaska a sacerdotes de los cuales conocían sus tendencias sexuales, como sostienen las víctimas.
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