martes, 8 de julio de 2008

Los especuladores controlan el 71% del mercado del petróleo

Los mercados de materias primas han recibido en el primer trimestre una inyección de 44.400 millones

La OPEP mantiene que el barril costaría la mitad si no fuese por los inversores que buscan dinero rápido


Mercedes Mora
la Voz de Galicia
06/07/08

El petróleo no da tregua: la sucesión de récords históricos parece no tener fin y el precio del barril se encuentra ya a un tiro de piedra de los míticos 150 dólares, un nivel que no tardará en caer. La propia OPEP ha vaticinado que la cotización del oro negro se moverá este verano entre los 150 y los 170 dólares. Y eso, siempre que no se produzca ningún sobresalto en el capítulo geopolítico, como un posible recrudecimiento del conflicto por el controvertido plan nuclear iraní, lo que, según el cartel, dispararía los precios hasta los «200, 300 o 400 dólares». Irán ya ha advertido que responderá a cualquier ataque contra sus instalaciones nucleares con el cierre del estrecho de Ormuz, la puerta del golfo Pérsico, por donde circulan dos de cada tres barriles que se comercializan en el mundo, lo que da idea de las consecuencias que una medida de este tipo tendría sobre el mercado internacional del crudo.

Dinero rápido

A estas alturas, con un barril que ha duplicado su precio en apenas un año, nadie duda del componente especulativo que subyace detrás de la espiral alcista. Todo el mundo acepta que las materias primas, y especialmente el crudo, se han convertido en el principal refugio para los inversores que buscan dinero rápido, pero no todos están de acuerdo con que la especulación sea el motivo principal de esta escalada sin precedentes.

Lo cree la OPEP, que mantiene que, sin este tipo de movimientos, el barril costaría unos 70 dólares, la mitad de lo que se está pagando ahora por él; y también, por poner solo dos ejemplos, el conocido inversor George Soros, una de las voces que más han insistido en que la situación actual tiene todos los visos de una burbuja especulativa. No son de esa opinión el economista estadounidense Paul Krugman, que ha escrito varios artículos en los que desmonta la teoría de la burbuja, o el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, para quien el problema principal es «una mayor demanda mundial y una oferta más incierta».

Cifras reveladoras

Al margen de esta división, que ha quedado patente en la decimonovena edición del Congreso Mundial del Petróleo celebrada esta semana en Madrid, hay cifras que hablan por sí solas. Hace muy pocos días, la Commodity Futures Trading Commission, el organismo encargado de supervisar el mercado de futuros en Estados Unidos, hizo público un informe que le había sido encargado por el Congreso estadounidense, en el que apuntaba que los inversores «especulativos» acaparaban en enero del año 2000 el 37% de los contratos de compra para el petróleo west texas en el mercado de Nueva York, mientras que algo más de ocho años después, el pasado abril, esta cifra se elevaba hasta el 71%. Además, datos de la Securities Exchange Commission (el regulador bursátil estadounidense) señalan que, en apenas dos años, los contratos de futuros sobre el petróleo (compromisos de compras y ventas sobre un producto que todavía no existe físicamente) han pasado de 1,7 billones de dólares a ocho billones (de 1,07 a 5,07 billones de euros).

Más datos

Otra cifra reveladora es la aportada recientemente por la Comisión Europea, según la cual los mercados de materias primas recibieron en el primer trimestre del ejercicio una inyección de dinero de 70.000 millones de dólares (unos 44.400 millones de euros). El Ejecutivo comunitario ha pedido más transparencia y datos fiables sobre los stocks de petróleo para evitar que la especulación genere un mayor encarecimiento del oro negro.

También el ministro de Industria español, Miguel Sebastián, ofreció datos jugosos en su comparecencia en el Congreso Mundial del Petróleo. El día de la inauguración aseguró que buena parte del problema de la escalada del oro negro radica en una regulación «laxa» que ha permitido que accedan al mercado «nuevos jugadores» e inversores institucionales, cuya demanda supera los 850 millones de barriles anuales, es decir, casi el doble de lo que consume al año España (435 millones), donde el encarecimiento de este producto ha engordado en 15.000 millones de euros el déficit de la balanza comercial y ha elevado la factura energética en 16.000 millones en un año. Sebastián abogó por «desincentivar» la entrada de esos fondos.

Proliferación de fondos

Los fondos de inversión referenciados a las materias primas han crecido como la espuma en los últimos tiempos, al calor de las turbulencias bursátiles, la caída de la Bolsa y el descalabro del dólar frente al euro. Según los datos del Energy Hedge Fund Center, en el 2004 existían menos de 200 instrumentos de este tipo indexados a la energía. Actualmente su número supera los 600.

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