miércoles, 7 de noviembre de 2007

Reunión sin resultados en la Casa Blanca

Bush no pudo contener a Turquía que dice tener una estrategia de ataque al margen de Washington

Bush y Erdogan: Un diálogo de sordos en Washington.

Miércoles 07 de Noviembre,
IAR Noticias /
Informe especial

En un escenario internacional dominado por la escalada de los precios del petróleo, la crisis financiera, la baja de las bolsas y sombríos pronósticos de recesión mundial, el golpe de Estado de Musharraf en Pakistán y una nueva escalada con Irán en Medio Oriente, Bush y el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron el lunes en Washington para tomar una resolución en conjunto sobre el conflicto en el Kurdistán iraquí donde las fuerzas turcas esperan la luz verde para lanzar una operación en gran escala contra los refugios de los "terroristas" kurdos. Según la prensa norteamericana, la reunión fracasó porque Bush se diluyó en "frases diplomáticas" y no le ofreció ningún compromiso o respuesta de colaboración militar concreta a Turquía, cuyo gobierno, tras la reunión dijo que ya tenía decidida una estrategia para atacar a Irak antes de la reunión Bush-Erdogan.

Para los analistas internacionales que siguen tejiendo hipótesis sobre el impacto que tendrá en la economía mundial el nuevo frente militar abierto en el Kurdistán iraquí (una región "ultrasensible" que se puede convertir en un polvorín desestabilizador de todo el área, incluida la ocupación de Irak), la promocionada reunión Bush-Erdogan en la Casa Blanca sólo resultó una colección de frases diplomáticas y de promesas abstractas por parte de Bush, cuya administración se muestra impotente para resolver un conflicto que implica a tres de sus aliados en la región: Turquía, Irak y el gobierno autónomo kurdo.

Erdogan, presionado por los sectores militares y nacionalistas de su país, llegó a Washington con un único objetivo: conseguir la colaboración militar y el aval político de EEUU para una operación militar en alta escala contra los refugios de la guerrilla kurda separatista que le ha infligido varias decenas de bajas militares en los últimos días.

Durante la reunión con Erdogan -según la prensa norteamericana- George W. Bush prometió ayudar al Gobierno de Ankara en su lucha contra los kurdos, a los que calificó de "enemigos de Turquía, de un Irak libre y de Estados Unidos", pero evitó mencionar una acción armada.

Eludiendo el tema del apoyo y el aval concreto que pide Turquía, Bush ofreció compartir información de Inteligencia con Ankara para combatir al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Durante la reunión con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en la Casa Blanca, el presidente estadounidense anunció una colaboración más estrecha entre altos cargos de los dos ejércitos para seguir los movimientos de los grupos guerrilleros que actúan en la zona fronteriza entre Turquía e Irak. "Le dije claramente al primer ministro que queremos trabajar estrechamente para hacer frente a este problema", señaló Bush.

Según The Washington Post, Bush esquivó las preguntas sobre un posible ataque turco a Irak al calificarlas de "hipotéticas".

En lugar de eso, según el Post, intentó asegurar a Turquía que puede contar con el respaldo estadounidense. "Está bien hacer conjeturas sobre lo que puede o no pasar", dijo Bush, a lo que añadió que "nada puede suceder hasta que no tienes buena información de inteligencia. Necesitamos saber dónde se esconden (los guerrilleros) y necesitamos saber lo que están haciendo".

Las palabras de Bush no agregaron nada nuevo al panorama y se situaron en línea con las de su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que prometió durante su visita a Turquía, la pasada semana, "redoblar los esfuerzos contra el PKK", pero sin precisar acciones concretas..

Su colega turco, el ministro de Asuntos Exteriores, Ali Babacan, se mostró insatisfecho con esa declaración de intenciones. "Hemos llegado a un punto en el que se han agotado las palabras y en el que existe la necesidad de actuar", señaló Babacan el viernes pasado.

El primer ministro Erdogan, por su parte, presionado para el ataque por los sectores militares, dijo antes de la reunión que esperaba acciones concretas por parte de Washington.

Turquía, segundo ejército de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), tiene apostados -según la prensa turca- 100.000 soldados en la frontera con Irak, respaldados por tanques, artillería y aviones, que esperan la luz verde para penetrar en el norte petrolero en una "operación final" para exterminar a la guerrilla kurda.

El alto mando militar turco resolvió reducir las operaciones militares en la frontera con el Kurdistán, a la espera de que la cumbre Bush-Erdogan alumbrara la "luz verde" para el comienzo de un ataque a escala global contra las posiciones del "terrorismo kurdo" del PKK.

Como señal más elocuente del fracaso de la reunión en Washington, luego del encuentro el presidente de Turquía, Abdulá Gül, aseguró este martes que Ankara ya tenía "decidido" atacar al grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak antes de la entrevista que mantuvieron el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan y el presidente estadounidense, George W. Bush.

"Turquía tenía hechos sus preparativos y había decidido lo que hacer en este tema antes de que el primer ministro dejara Turquía", indicó Gül en una rueda de prensa en Ankara justo antes de partir en visita oficial a Azerbaiyán.

Al respecto, agregó que el principal objetivo del viaje de Erdogan a Estados Unidos era "compartir" con la Administración Bush la "decisión" que Turquía había tomado para tratar con los"terroristas" kurdos.

Gül señaló que el PKK no sólo trae inestabilidad a Turquía, sino también a Irak y toda la región de Oriente Próximo. "La estabilidad de Irak no puede limitarse a la lucha contra el terrorismo en Bagdad u otras regiones (...) La presencia de la organización terrorista (el PKK) en el norte de Irak también está trastornando la estabilidad de Irak", apostilló.

Las declaraciones del presidente turco ratificando un plan de ataque al margen de Washington fueron tomadas como una "señal" hacia los sectores halcones militaristas turcos que quieren avanzar inmediatamente sobre el Kurdistán iraquí, y cuyo objetivo, más allá del PKK, se extendería contra el gobierno el gobierno kurdo y el control del petróleo de Kirkuk, las reservas más importantes de Irak.

Algunos analistas de las cadenas y diarios norteamericanos coincidían este martes en que Washington teme que el verdadero objetivo turco no sea el PKK, sino avanzar para terminar con el Gobierno Regional Kurdo (GRK), y controlar las reservas petroleras de Kirkuk (las más importantes de Irak) antes de que los chiíes del gobierno de Bagdad, en alianza con petroleras estadounidenses, les pongan las manos encima.

Con la operación militar a gran escala todavía en "suspenso" Erdogan se fue de Washington con las manos vacías, y este martes la prensa turca anunciaba que un nuevo frente de presión interna se ciñe sobre el primer ministro para que ordene las operaciones militares.

Un representante de los halcones, Cemil Çiçek, el ministro turco de Defensa, luego de reunirse con el jefe del Pentágono, Robert Gates, dijo que Turquía está planeando una operación transfronteriza para terminar con las bases del PKK en el Kurdistán iraquí.

En opinión de la prensa turca, es imposible que el gobierno de Ankara se vuelva atrás con la operación militar a gran escala que hizo aprobar por el Parlamento turco, hace dos semanas, ya que los sectores militares y nacionalistas solo le dieron una "tregua" a Erdogan hasta la cumbre con Bush.

La prensa norteamericana señala este martes que, tras el fracaso de Bush para convencer a Turquía de que desista del ataque en gran escala, la operación militar en el Kurdistán iraquí es solo una cuestión de días o de horas.

Mientras tanto, los analistas no dejan de especular sobre el impacto que tendrá en los mercados y en el precio del petróleo (que el martes se mantenía en los US$95) el desenlace de un nuevo frente militar en el norte de Irak.

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