miércoles, 5 de septiembre de 2007

Porque estamos tan amansados y no despertamos?

Algunas veces, tras alguna desgracia nos preguntamos por qué en la vida hay tanto sufrimiento, por qué estamos amansados y no respondemos a lo que pasa a nuestro alrededor.

Después, rápidamente nosotros mismos nos contestamos. Decimos la sociedad, ella tiene la culpa, es el mundo que nos rodea que nos ha vuelto insensible, la televisión, los periódicos... pero en el fondo sabemos que no es cierto.

Nosotros mismos somos los culpables. Nosotros nos hemos acostumbrado a los abusos, a las imposiciones, a “esto es así porque sí y punto” temiendo al posible castigo, a la posible falta de amor.

Por ello reprimimos nuestras emociones y no respondemos al estímulo causado por la injusticias. Gracias en parte a la cultura impuesta y en mayor medida a nosotros mismos.

Y si en el fondo sabemos lo que tenemos que hacer sólo nos queda preguntarnos: ¿Por qué? ¿Por qué no hacemos lo que pensamos que es lo correcto? ¿Por qué desperdiciamos nuestra vida haciendo lo que los demás esperan que hagamos?

¿Tan difícil es lograr ser uno mismo?

La respuesta a estos interrogantes está en la falta de madurez de nuestra vida emocional. Necesitamos sentirnos queridos, aún somos como niños que exclaman: <>. Con el tiempo quizá ya no nos dirijamos a nuestros padres pero aunque los roles cambian la necesidad de afecto sigue siendo la misma ya sea depositaria en nuestros amigos, compañeros de trabajo o nuestra pareja.

En definitiva, es el miedo a no ser aceptados si nos salimos de lo impuesto lo que nos impide que hagamos algo por cambiar nuestra situación.

Aquí se me puede malinterpretar pero no me refiero por salir de lo impuesto a esa cultura mal llamada “alternativa” que pretende ser otra opción. Esa opción no es válida, es exactamente lo mismo que la cultura oficial. Pienso que es algo de lo que se vale nuestra cultura oficial para atrapar a aquellas personas que quieren salirse de sus normas y dejarles igual de atados que al principio sin que ellos se den cuenta y puedan rebelárseles.

Pero entonces, ¿cómo puede despertar esta humanidad dormida? Porque si partimos de la premisa de que una humanidad dormida y engañada no puede hacer nada por cambiar su realidad como parece evidente, ¿qué podemos hacer?

De pronto la respuesta nos viene ante nuestros propios ojos: despertar. Si estamos dormidos y engañados no nos queda más que despertar a la verdadera realidad.

¿Cómo? Volviéndonos hacia nuestro interior. Poco a poco si vamos conociéndonos y descubrimos los engaños a los que hemos sido sometidos nuestro interior despertará y nos mostrará lo que hay realmente dentro de cada uno de nosotros.

Si queremos “cambiar el mundo” debemos comenzar por conocernos a nosotros mismos, todo lo demás vendrá por añadidura. El cambio interno, ósea despertar, es fundamental para lograr el cambio externo en la sociedad y en el mundo que nos rodea.

Ante nosotros tenemos una tarea diaria, debemos estar atentos tanto a lo que pasa dentro de nosotros, a esto más especialmente pues no estamos acostumbrados a prestarnos atención, como a lo que pasa en el exterior, rigurosamente y en todas partes intentado que no se nos escape detalle.

De ello depende nuestra evolución como personas.

Yo, personalmente, os invito a que lo intentéis por vuestros hijos, por nuestro mundo y principalmente por nosotros mismos.

Pablo Herrera Pérez.

No hay comentarios: